Honduras: Situación actual  de las crisis política 

A año y medio del actual Gobierno ocurrió lo que muchos analistas vaticinaban. El débil representante del Poder Ejecutivo ve como las calles de Honduras son iluminadas por miles de hondureños y hondureñas que con antorchas en mano y a un solo grito piden justicia, renuncia del presidente Juan Orlando Hernández y una Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras.

Las masas no soportan más, explota la indignación. Hernández, se declara ganador de los comicios con el 30% de los votos en las elecciones en un ambiente de represión contra los partidos opositores, fraude electoral y una lluvia de denuncias de gasto excesivo de fondos destinados a la campaña electorera, saqueados de las instituciones del Estado.

A penas 17 meses de Gobierno, las consecuencias del golpe de Estado son evidentes en la crisis política y social, crimen organizado, violencia, desempleo, impunidad, corrupción y persecución política de opositores que se ven obligados a salir del país por denunciar la corrupción y el nepotismo del gobierno.

David Romero Elnes, periodista de TV Globo hacía públicas sus investigaciones de lo que se convertiría en el acto de corrupción más grande que el país haya conocido en los últimas décadas, con documentos en mano evidencia que cerca de 350 millones de dólares fueron saqueados del sistema de salud nacional, específicamente del Instituto Hondureño de Seguridad Social.

Aproximadamente 7 mil millones de lempiras usados en la millonaria campaña del Partido Nacional en las elecciones del 2013 que hoy se traduce, según datos de los medios locales, en 2888 pacientes muertos que no encontraron las condiciones adecuadas en las instituciones que brindan salud a los trabajadores.

El pueblo hondureño que parecía en un estado de INDEFENCIÓN APRENDIDA, esa condición en la que el sistema induce a la población a creer que NADA PUEDE CAMBIAR, QUE TODOS SON IGUALES y por lo tanto debe aprender a vivir sin quejarse en constante estado de tensión y miseria al que no puede escapar por qué no se tiene otra opción (Ni empleo, ni salud, ni educación…), opciones que el mismo sistema niega para generar las condiciones que le permitan la explotación del trabajo arduo de las grandes mayorías. Cuando nada parecía cambiar la primera antorcha se enciende, las calles de la capital se llenan de manifestantes inconformes con la situación, en todas partes en Honduras y el mundo las marchas de las antorchas también son encendidas.

El mundo observa el movimiento popular en las calles y también el circo político de los gobernantes para sacudirse la crisis provocada por ellos mismos. El Gobierno acorralado sigue mintiendo al pueblo y al mundo a través de los medios tarifados, se niega a pedir la Comisión Internacional contra la Impunidad, se niega a dar captura a los involucrados en el robo del Seguro, la constante militarización de las instituciones y el llamado a falso dialogo nacional que a vista de todos es un monologo oficialista.

La fuerza en la calle crece. Toda actividad humana es política y la consciencia de ello madura y la indignación que un día de ímpetu y espontaneidad sacó a la calle a miles de persona, adultos y jóvenes va adquiriendo con cada jornada de marcha la consciencia que el poder ahí está, en las manos equivocadas que lo usa para beneficio particular. Honduras debe conducirse a un objetivo en común; la formación de un solo frente de oposición y retomando el ideal de Francisco Morazán que excita a la juventud a dar vida al país, a sacarla del desorden que los nacionalistas la han conducido y hoy las antorchas siguen iluminando un futuro diferente. La juventud se plantea un cambio que garantice cambios verdaderos.

La población va despertando del letargo que los traidores nos han inducido, la necesidad de un dialogo nacional y una consulta popular se consolida y en la calle siguen los gritos ¡FUERAJOH!, ¡CICIH SÍ! ¡DialoJOH, NO! (Monologo de JOH, NO), ¡EL DIALOGO INCLUYENTE ES LA CONSTITUYENTE!.

Por: Luis Zavala 

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