Poco se conoce sobre nuestro país, menos sobre nuestras culturas indígenas, mucho menos sobre la resistencia de esos pueblos por la defensa de su autonomía, sus territorios y su cultura.
Costa Rica cuenta con 8 culturas indígenas divididas en 24 territorios a saber Bribri, Ngöbe (Guaymi), Maleku, Brunca, Huetar, Chorotega, Cabécar y Teribe, a lo largo del país, estos territorios se encuentran ubicados en 6 e las 7 provincias del país, solamente en la provincia de Heredia no existe un territorio indígena declarado formalmente por el Estado como tal, sin embargo esto no quiere decir que no habiten personas indígenas.
El Estado costarricense no ha permitido que estos territorios obtengan su autonomía, manteniendo en la Asamblea Legislativa la Ley de Autonomía Indígena sin aprobación desde hace cerca de 23 años. La última vez que los pueblos originarios unidos mediante la organización Frente Nacional de los Pueblos Indígenas (FRENAPI) acudieron desde sus territorios a la Asamblea Legislativa para presionar por el proyecto y en el año 2009 fueron expulsados de la misma por los oficiales de seguridad.
Desde ese momento los indígenas decidieron no volver a acudir a la capital a pedir nada al Estado y decidieron tomar en sus manos el proceso de autonomía.
El Estado ha designado instituciones en cada territorio indígena como única forma de representación del pueblo llamadas Asociación de Desarrollo Indígena (ADI), como forma de control estatal a los procesos de autonomía y contrariando los convenios internacionales ratificados por el país, a pesar de que en muchos territorios existen otras formas de representación del pueblo por medio de consejos de mayores u otras figuras diversas, en la mayoría de territorios las ADIS velan por los intereses del Estado y de los “Sikuas”, nombre con el que se le conoce a las personas no indígenas.
Dentro de todos los territorios indígenas existen grandes terratenientes sikuas de mucho poder y muchos vinculados a partidos políticos quienes en su mayoría mantienen la ganadería extensiva dentro de los territorios como negocio, ya que esas tierras, al ser territorio indígena, no pagan impuestos, inclusive algunas compañías transnacionales como PINDECO, dedicada a la piña, mantiene cultivos dentro de algunos territorios indígenas.
Algunos indígenas responsables han logrado copar el espacio de las ADIS y han utilizado esa herramienta para ejercer su derecho de recuperación de tierras dentro de sus territorios, como es el caso del pueblo indígena Bribri de Salitre en Buenos Aires de Puntarenas, zona sur de Costa Rica, en donde la ADI, ha comenzado el proceso de recuperación de tierras sacando a grandes terratenientes y su ganado de las fincas y ocupando las mismas, construyendo casas, ranchos y trabajándolas con cultivos para subsistir.
Ante este proceso de recuperación de tierras los terratenientes organizados han decidido atacar a los indígenas quemando sus ranchos, baleando a los indígenas, persiguiéndolos por las montañas con hombres armados a sueldo (paramilitares) y atacándolos de diversas maneras, la situación se agravó en los últimos dos años y el territorio se convirtió en un campo de batalla en donde el Estado costarricense ha decidido, so pretexto de “velar por la seguridad”, enviar a diversos órganos policiales y mantenerlos en el lugar para asegurar la “paz” en Salitre. Estos policías según denuncian los compañeros y compañeras indígenas los amedrentan constantemente y se les ve protegiendo las fincas y los bienes de los grandes terratenientes.
Actualmente no se ha logrado encontrar una salida pacífica al problema siendo que el Estado no ha querido respetar el derecho del pueblo indígena a recuperar sus tierras y su autonomía, contrario a eso el gobierno actual, por una denuncia presentada por los sikuas contra los miembros de la ADI por una supuesta administración fraudulenta, allanó las casas de los miembros y se llevó preso al presidente de la Asociación Sergio Rojas Ortíz, indígena Bribri de Salitre y lo mantuvo preso preventivamente por un periodo de 10 meses hasta que desde la Corte Interamericana de Derechos Humanos le enviaron una nota al Gobierno de que enviara un informe sobre la situación en Salitre y en Térraba, luego de esto y de mucha presión nacional e internacional de grupos solidarios soltaron al compañero el cual hoy en día enfrenta un proceso penal, pero ahora en libertad.
Actualmente el pueblo de salitre resiste y su proceso de recuperación de tierras continúa en pie.
Otro caso es el del territorio indígena Teribe de Térraba, el cual lucha contra la construcción del Proyecto Hidroeléctrico el Diquís (PHD), en el río Grande de Térraba en la zona sur de nuestro país por parte del Estado con el objetivo de vender energía a nivel internacional. Dicho proyecto se intentó anteriormente con el nombre de PH Boruca, sin embargo la presión de los pueblos indígenas bruncas y teribes en su momento logró evitar su construcción. El nuevo proyecto PHD inundaría gran parte del territorio ancestral del pueblo teribe y brunca y serían trasladados del lugar. En su momento la ADI de Térraba denunció ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la intención del Estado de construir dicho proyecto sin consultar a los pueblos por lo que fueron interpuestas medidas cautelares que se trajeron abajo el proyecto. A mediados de este año 2015 se eligió la nueva junta directiva de la ADI de Térraba en la cual quedó como presidente Genaro Gutiérrez, cercano a los intereses del gobierno, quien de inmediato quitó la denuncia ante este organismo internacional y se sentó con el gobierno a negociar la construcción del proyecto. Por lo que ahora se sienta un nuevo panorama de lucha por parte de los sectores indígenas para defender su territorio.
Esto es apenas una pincelada del proceso de reivindicación de derechos de los pueblos indígenas de Costa Rica los cuales luchan en el día a día por defender su autonomía, sus territorios y su cultura.
Las frases “SALITRE RESISTE” y “NO AL PHD” se asoman por diversas paredes del país y su eco genera un sentimiento de reivindicación y justicia social que ha llegado a oídos de muchas personas y principalmente de otros territorios indígenas los cuales comienzan su propio camino hacia la autonomía.
Por: Cyan Araya Prendas