RESISTENCIA Y BUEN VIVIR: LIBERANDO LA UME KIWE

Por:

Felipe Santamaría Ortiz
Nicolás Santamaría Ortiz
Grupo de trabajo Memoria Popular.

Es increíble que una mazorca de maíz genere tanto miedo en las altas esferas. Nos han dañado las cosechas, lloramos y volvemos a cortar y a sembrar. Y nos han vuelto a dañar las cosechas y hemos vuelto a llorar y vuelto a cortar y vuelto a sembrar. No tenemos afán y no tenemos miedo[1]

Cuenta una historia del sureste mexicano que una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en la que reina el tabaco y la palabra, el Viejo Antonio le dijo al Subcomandante Marcos: “elige un enemigo grande y esto te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque, si él crece, tú te harás pequeño”[2]. Es precisamente el miedo, el que hace al Gobierno “pequeño” y al pueblo Nasa, Grande, porque ellos no tienen miedo. “No descansaremos hasta verla en Libertad”, le juran a la Madre Tierra sus guerreros Nasa y han achicado su miedo con sangre, sudor y lágrimas, enterrando a sus muertos, porque, al igual que en el sureste mexicano, “los indígenas achican su miedo para hacerse grandes, y escogen enemigos descomunales para obligarse a crecer y ser mejores.”

  Son muchos los comuneros que a lo largo del camino de la Liberación han derramado su sangre en la Madre tierra a manos de los guardianes del despojo, sin embargo, las lágrimas que han caído por estas muertes, más que agua y sal, son semillas de dignidad y de rebeldía. El más reciente ataque hacia el proceso de liberación de la Ume kiwe se dio en el marco del encuentro internacional de liberadores y liberadoras de la Madre Tierra, en una de las fincas liberadas en el proceso que camina la plataforma fundacional del CRIC, en Corinto, que, por suerte, no dejó ninguna víctima pero que dejó ver el temor y el miedo que tiene el Estado al pueblo, a la vida, a la libertad. Algo está claro, desplegando sus tanques, sus recalzadas, usando sus trincheras, jamás lograrán hacer la paz con la Ume Kiwe…

 La lucha  histórica de la nación Nasa, para dar tierra a la gente y gente a la tierra en el Cauca, se puede catalogar en lo que John Holloway[3] plantea como un movimiento de negación-creación, en el que se evidencia un Grito, por naturaleza bidimensional, un estallido de rabia, de negación, de oposición ante las injusticias, pero también uno de creación:

El no está respaldado por otro-hacer. Esta es la dignidad que puede llenar las grietas creadas por el rechazo. El no original no es un cierre, sino una apertura a un umbral diferente, el umbral a un contra-mundo con una lógica diferente y un lenguaje diferente.

Es un lenguaje de esperanza, de acción transformadora, una acción que empieza a caminar desde la colonización, pasando por las luchas de Juan Tama, de Quintín Lame, de las primeras recuperaciones de tierra en los 70’s y 80’s y que hoy se manifiesta en el proceso de Liberación de la Ume Kiwe.

  De esta manera, la máxima de Romain Rolland: “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”, que fue convertida por Gramsci, en algo así como un eslogan programático ya en 1919, en las páginas de L’Ordine Nuovo, guarda una estrecha relación de sentido con la concepción zapatista de “el tiempo del no y el tiempo del sí”[4]. Una relación entre el horror y la esperanza que también se evidencia y se hace presente en la lucha Nasa. La lectura sensata del mundo nos obliga a sentar nuestro grito en contra de esta barbarie, porque al decir de los Nasa: “Es lo último. Es su cuenta bancaria o la vida. Es cumplir el placer de su codicia o la vida como la conocemos. Pues sepan que la Madre Tierra no va a aguantar el tramacazo”[5], pero no basta con la negación, el momento histórico exige la acción, la ofensiva:

Y así aparecemos en escena. La liberación de la Madre Tierra no es un nido dentro del Estado ni dentro del capitalismo. Liberamos la Tierra del capitalismo, nos liberamos nosotros mismos, para volver al tiempo en el que simplemente gozamos la vida comiendo, bebiendo, danzando, tejiendo, ofrendando al ritmo de Uma Kiwe. Somos un nido en el camino de la Madre Tierra.

            Así como los zapatistas, la nación Nasa está sembrando un mundo nuevo dentro de este viejo mundo, intentando voltear ese “Mundo al Revés” que denunciaba Uaman Poma de Ayala en el S XVI[6]. Una noción de mundo que se construye a partir de la experiencia cataclísmica de la conquista y de la colonización y que posiblemente alimentó la noción que comparten lo aymaras y quechuas de Pachakuti; la revuelta o vuelco del espacio-tiempo, con la que se inauguran largos ciclos de catástrofe o renovación del cosmos. En las montañas del norte del Cauca, la nación nasa, liberando la tierra, está caminando  esa renovación, esta vez a la ofensiva, porque, como dice una de sus guerreras: “cansadas de recibir coscorrones, ultrajes, basura, migajas… nos paramos frente a Goliat y le largamos una pedrada en la frente”

            Este mundo nuevo es un mundo que se construye y se siembra en el camino de la autonomía, de la autodeterminación, aquí lo importante no es el caminante sino el camino: “La palabra nasa, que tanto tiempo ha aguardado para hablar, ahora levanta la mano, sin soltar la honda, y dice: “¿Rebelión? ¿Revolución? ¿Reforma? Lo nuestro es el wët wët fxi zenxi”, que no es más, que el buen vivir, o más bien los “buenos vivires”, porque como nos enseña Vilma Almendra:  “aunque esta concepción comunitaria, suena singular, en realidad es plural, pues está refiriendo a los buenos vivires, porque sí tanto las y los Mapuche, Siux, Kuna, Sami, Misak, Tzeltal, Mi’kmaq, Aymara, Tzotzil… como todas y todos quienes territorializan pueblos, comunidades, barrios[…] en la lucha por la vida contra la muerte van logrando su propio buen vivir, pues nosotroas como pueblo Nasa podremos seguir siendo.”[7]

            Y ya para terminar estas palabras, solo queda dibujar un poco el desafío, el reto, que para nosotros no es más que el construir hombro a hombro y junto con la Madre tierra, ese nuevo mundo que deseamos, seguir sembrando para alimentar nuestras resistencias y autonomías desde las ciudades y los campos, sean grandes o pequeñas, sean locales o globales; dejando nuestra huella, en el camino en el que cada paso es un horizonte de libertad. Muchos han muerto queriendo ver libre a la Madre Tierra, así que como dice Marcos: “para ellos ni biografías ni museos. Para ellos nuestra memoria y rebeldía. Para ellos nuestro grito: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”

Referencias

[1] “Libertad y alegría con una Ume Kiwe”, Palabra del proceso de liberación de la Madre Tierra.

[2] SCI Marcos, Los otros cuentos, revisado en: www.redchiapas.org

[3] Holloway Jhon, Agrietar el capitalismo: el hacer contra el trabajo, Buenos Aires,  2011.

[4] Gogol Eugene, Ensayos sobre zapatismo, México, 2014.

[5] “Libertad y alegría con una Ume Kiwe”, Palabra del proceso de liberación de la Madre Tierra.

[6] Rivera Cusicanqui, Silvia Ch’ixinakax utxiwa : una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores – Buenos Aires, 2010.

[7] Quinguanás Almendra Vilma, Entre la emancipación y la captura, Memorias y caminos desde la lucha Nasa en Colombia, Resguardo Jambalo Cauca, 2017.

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