Por: Cristian Andres Cupajita Lopez[1]
El presente ensayo tiene como propósito analizar las prácticas colectivas que emergen al interior de la figura política de las zonas de reserva campesina (ZRC) como parte del movimiento social colombiano y vincularlas a problematizaciones de orden estético abordadas a lo largo del seminario, problemas de estética contemporánea, partiendo de la pregunta ¿Cómo podría la figura de zonas de reserva campesina (ZRC) conectarse en una práctica rizomática? Para lo cual se tomara como referencia la definición de “rizoma” en los autores franceses Deleuze y Guattari.
Partiendo de lo anterior, es necesario referenciar un marco conceptual que defina el concepto de movimiento social, con el fin de ubicar la acción colectiva como pieza estructural del quehacer de las agrupaciones sociales abocadas a la transformación de su realidad. En este sentido, la contribución teórica del sociólogo Sidney Tarrow (1997) es una herramienta de orden analítico, ya que, este autor señala:
El acto irreductible que subyace a todos los movimientos sociales y revoluciones es la acción colectiva contenciosa (…) da lugar a movimientos sociales cuando los actores sociales conciertan sus acciones en torno a aspiraciones comunes en secuencias mantenidas de interacción con sus oponentes o las autoridades (p.19)
El poder de los movimientos se pone de manifiesto cuando los ciudadanos corrientes unen sus fuerzas para enfrentarse a las elites, a las autoridades y a sus antagonistas sociales. Crear, coordinar y mantener esta interacción es la contribución específica de los movimientos sociales, que surgen cuando se dan las oportunidades políticas para la intervención de agentes sociales que normalmente carecen de ellas. Estos movimientos atraen a la gente a la acción colectiva por medio de repertorios conocidos de enfrentamiento o e introducen innovaciones en torno a sus márgenes. En su base se encuentran las redes sociales y los símbolos culturales a través de los cuales se estructuran las relaciones sociales (Tarrow, 1997, p. 17)
En el marco de las luchas sociales a través de la historia del país, el campesinado Colombiano, como actor de las múltiples resistencias en los territorios a lo largo y ancho de la geografía nacional, se ha configurado como actor político decisivo en el itinerario de los diferentes gobiernos de turno. Su acción colectiva como parte del movimiento social nacional ha sido heredero y continuador de las luchas por la tierra, que desde el periodo colonial hasta la fecha buscan soluciones al alto nivel de concentración de la propiedad y la falta de oportunidades para un amplio sector de la población rural. En este sentido, en la década de los 90 una serie de movilizaciones al sur de Colombia, específicamente en departamentos con concentración de población Colona: Caquetá, Putumayo, Meta, Amazonia, etc. Marcan un capitulo decisivo en el destino de los hasta ahora marginados. Se realizan “marchas campesinas como protesta por la indiscriminada judicialización de campesinos y el tratamiento represivo que el Estado dio a los cultivadores de coca y amapola (…) exigían al gobierno nacional un compromiso real frente a la inversión social y económica” (Anzorc, 2011, p.4) de estas áreas rurales, históricamente excluidas de la estructura gubernamental. En consecuencia, se empezó a gestar un largo camino, hasta llegar a las condiciones actuales, en que:
Las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) constituyen una figura jurídica cuyos objetivos son la regulación, limitación y ordenamiento de la propiedad rural, la eliminación de su concentración y el acaparamiento de tierras baldías, la adquisición o implantación de mejoras, el fomento de la pequeña propiedad campesina y la prevención de la descomposición de la economía campesina del colono y la búsqueda de su transformación en mediano empresario. Aunque aparecen en la vida normativa nacional en el año 1994, son resultado de los diversos procesos de exigibilidad política emprendidos por campesinos y colonos, en el marco de los cuales surge la idea original de la figura, que con el tiempo se complejiza y logra su formalización (Ilsa, 2012, p.5).
Los móviles del campesinado, tales como: reforma agraria integral, tierra para el trabajador, salud, paz, educación, vivienda digna, etc. Se han venido reconfigurando en un movimiento de cambio de las consignas fundacionales, por lecturas políticas que se acomoden a los nuevos retos que debe enfrentar la acción colectiva frente a la maquina capitalista, que hace de las necesidades de los sujetos nuevas formas de agenciamiento. Planteándose así nuevos territorios en disputa.
Es de destacar, que lograr una figura de orden jurídico-político para un amplio sector del campesinado colombiano dio la oportunidad de legitimar el estatus de sujeto político frente a la sociedad civil, que concentrada en la mayoría de ciudades desconocía las reivindicaciones de la población rural. En consiguiente, se empezara a conectar las acciones al interior de la ZRC como práctica rizomatica que deviene en nuevas formas de organización social. Para Deleuze y Guattari (1977) existe la siguiente significación de rizoma:
“caracteres principales de un rizoma: a diferencia de los árboles y sus raíces, el rizoma conecta cualquier punto con otro punto cualquiera, cada uno de sus rasgos no remite necesariamente a rasgos de la misma naturaleza; el rizoma pone en juego regímenes de signos muy distintos e incluso estados de no-signos.” (p.11)
“El rizoma no se deja reducir ni a lo Uno ni a lo Múltiple. No es lo Uno que deviene dos (…) No tiene ni principio ni fin, siempre tiene un medio por el que crece y desborda. Constituye multiplicidades lineales” (Deleuze y Guattari, 1977, p.11), en este sentido, transgredir la lógica binaria amigo-enemigo, dejando atrás el ejercicio de ser solo oponente y oposición frente a la representación de lo institucional ha sido uno de los derroteros del movimiento social amparado en la figura de la ZRC; si bien se hace parte del juego instituido mediante una figura consagrada en la ley, también se crea mediante prácticas colectivas un ejercicio instituyente de nuevas formas de relación con el medio ambiente y la organización social. En consecuencia, vale la pena mencionar algunas de esas maneras de actuar:
- Frente al dispositivo-máquina del mercado agroalimenticio la soberanía alimentaria como base de la protección del acervo genético y cultural de las semillas nativas intenta sopesar la introducción de especies foráneas que someten al suelo a condiciones de sobreexplotación y desertificación acelerada, mediante la creación de bancos de semillas. Por lo general son elegidos los mejores representantes de aquellos granos que han pasado de manos de un cultivador a otro, de generación en generación.
- La constante defensa de los ecosistemas, muchos de ellos al interior de áreas delimitadas dentro de las ZRC frena el avance de los agro-negocios y las transnacionales de los hidrocarburos, pues al no permitirse la explotación de petróleo o gas natural se preserva la vida de todos los organismos que cohabitan en estos lugares. Conectando el auto-sostenimiento con la sostenibilidad del medio ambiente.
- La ZRC concibe dentro de su organización social multiplicidad de actores, campesinos, colonos, indígenas, afrodescendientes, académicos, estudiantes, trabajadores y trabajadoras del campo, ambientalistas, ecologistas, luchadoras y luchadores populares, etc. Como parte de su cuerpo múltiple y diverso de quienes la conforman
- El bien común como valor de lo que pertenece a todas y todos, hace que prime el valor de uso sobre el valor de cambio; la tierra puede ser titulada de manera colectiva, es decir, que los bienes comunes como el agua, el suelo, el aire, etc. Le son inalienables; contrario al viejo anhelo de quitarle todo al explotador para redistribuirlo entre el explotado y parcelar de manera privada lo que le es común a todos. Se rompe con el mito de pensar que solo el trabajador es el convocado a las grandes transformaciones, cuando aquí se observa que son las microresistencias las que subvierten lo establecido.
Con lo postulado en las dos siguientes reflexiones de Deleuze y Guattari (1977): “Una multiplicidad de este tipo no varía sus dimensiones sin cambiar su propia naturaleza y metamorfosearse (…) El rizoma es una anti-genealogía, una memoria corta o anti-memoria. El rizoma procede por variación, expansión, conquista, captura, inyección” (p.11) se puede contrastar con el escenario de la ZRC en cuanto a las formas de autogobierno, ya que priman las leyes comunitarias como primer medio para fomentar la convivencia entre actores, no como algo que derive en un catálogo de modelos preestablecidos a seguir, sino como resultado de un amplio debate asambleario sobre las formas organizativas que coexisten y la manera de armonizar el territorio como campo de lo material y lo imaginario. Por lo tanto:
- La ficcionalización hace parte del crear una vida en comunidad, ya que, “contrariamente a una estructura, que se define por un conjunto de puntos y de posiciones, de relaciones binarias entre estos puntos y de relaciones biunívocas entre esas posiciones, el rizoma sólo está hecho de líneas: líneas de segmentaridad, la estratificación, como dimensiones, pero también línea de fuga o de desterritorialización como dimensión máxima según la cual, siguiéndola, la multiplicidad se metamorfosea al cambiar de naturaleza” (Deleuze y Guattari, 1977, p.11), en la ZRC hay un ejercicio constante de territorialización y desterritorialización, se parte del principio de la figura campesina para hablar desde allí, pero esta cambia en la medida de hacer visible la subjetividad política que convierte al territorio en un escenario de creación constante, se deviene en protector del medio ambiente desde una cosmovisión ancestral, ya que, bajo los límites físicos de la zona se convive con territorios étnicos, se deviene en figura legisladora para contribuir a la vida en comunidad, otras veces como cuerpo colegiado se deviene en actor de resistencia territorial, frenando el avance de grupos externos, ajenos a las practicas comunitarias que mediante la coerción y las armas quieren hacerse al control territorial. Mostrando la transfiguración del sujeto político como un solo cuerpo hecho comunidad, defensor de la paz y el bien común.
- La ZRC es un mapa que se construye, se delinea, se ubica en las coordenadas de los actores según su tiempo y naturaleza de vida, es decir, se parte de la experiencia individual para hacerla colectiva a través de la organización social; se cuentan experiencias de vida, se reconstruye la memoria colectiva del territorio o de los territorios imaginarios que habitan en las imágenes mentales de la población colona que víctima de la violencia política o económica han derivado en esta propuesta, por este motivo, se puede recoger en la ZRC una geografía que se dibuja a ella constantemente, que “contrariamente al grafismo, al dibujo o a la fotografía, contrariamente a los calcos, el rizoma está relacionado con un mapa que debe ser producido, construido, siempre desmontable, conectable, alterable, modificable, con múltiples entradas y salidas, con sus líneas de fuga.” (Deleuze y Guattari, 1977, p.11)
Conclusiones
El rizoma es una práctica. Para el caso de la ZRC desde un criterio personal: esta figura intenta acercarse a esta propuesta mediante prácticas colectivas, emergentes en la cotidianidad y la utopía del cambio. Evidenciadas en ofrecer un modelo alternativo de convivencia, trabajo colectivo, filosofía del pensamiento y acción espiritual, creador de nuevas realidades. Puesto que, no basta con denunciar los vejámenes a los que se ve sometida la población, tomando como móvil político la victimización, pues crear es superar la condición constante a la que se quiere ver sometido o autosometerse, es un devenir constante, un agenciamiento, red de interconexiones entre lo escrito en la experiencia y lo que está por vivir. Es el ejercicio de ficcionalización constante en el campo de los movimientos sociales, donde la acción colectiva brinda el espacio de creación y lectura política desde nuevas ópticas.
Bibliografía
Anzorc, (2011). Cartilla pedagógica de las zonas de reserva campesina en Colombia.
Deleuze, G., & Guattari, F. (1977). Rizoma:(introducción). Pre-textos.
Ordóñez, F. (2012). Zonas de reserva campesina, Elementos introductorios y de debate. Bogota: ILSA.
Tarrow, S. (1997). El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid: Alianza.
[1] Licenciado en Biología de la Universidad Distrital FJC, maestrando de 4 semestre en el programa de Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital FJC, activista social y político del movimiento social Marcha Patriótica, miembro de la Coordinadora Antifascista Bogotá (C.A.B)