Judicializar como buena noticia

Por: Yannia Sofía Garzob Valencia Procesos de Comunidades Negras (PCN)

“Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca” Juan Rulfo.

Durante mi brevísimo período como periodista de asuntos económicos en el 2011 aprendí varias lecciones, entre ellas; que el sistema económico de “alto nivel empresarial” para crecer necesita “buenas noticias” otra, qué es un muy buen negocio crearlas.

La última conversación con el dueño de la revista se trato sobre mis expectativas de crecimiento y sobre la dignidad. Muchas veces le escuché lamentarse por no haber aceptado el ofrecimiento de su padre de comprarle una franquicia de McDonalds.

Con la anécdota anterior quiero visibilizar como la relación entre dignidad, buenas noticias y crecimiento económico se superponen subordinadamente para de nir los lugares de “algunos quienes” y sus papeles a representar para caracterizar las sensaciones y las percepciones de seguridad.

La operación del sistema de justicia envía señales sobre el engranaje que protege la propiedad privada, ese es ahora el papel de las buenas noticias y son las que mejor se pagan.

La judicialización de personas y colectivos que vuelcan su hacer sobre intereses comunitarios y comunes son “las buenas noticias” “las buenas señales” que impactan po- sitivamente sobre estructuras de intereses económicos dominantes, que requieren que se mantenga bajo sospecha cualquier practica de vida con valores que pongan al centro el cuidado de lo que posibilite la vida que pasa por desmarcar la formula del progreso: bienestar= acumulación lucro.

La judicializacion de personas y colectivos se instrumentalizan mediaticamente para advertir al capital trasnacio nal, que las fuerzas del orden están para proteger sobretodo las condiciones que puntuan la con anza inversionista, esta que decrece adportas de algún gobierno que proponga políticas de estado redistributivas y de cuidado.

Solo en el 2015 en Colombia se presentaron 213 protestas (huelgas, concentraciones, plantones, movilizaciones, visitas culturales) al menos 3 personas fueron judicializadas o puestas en investigación por cada una de ellas, y la situación no fue diferente durante el 2016, o el 2107, lo que sí paso, fue la notable previsión, la artículación mediatica de los planes de contingencia operados por discursos me- diáticos que en su olvidado rol de formadores de opinión dividen la ciudadanía, primero, jerarquizando las necesidades urbanas sobre las necesidades del campo, jerarquizado el ser ciudadano sobre el ser pueblo, que hay ciudadania buena, y ciudadania mala esto es “lxs protestantxs”; instalando una idea porfundamente nociva dentro de un regimén democratico y es la que: “no hace nación, ni patria quienes protestan”.

El patrocinio de la noticia propone como linea de edición, no la explicación ni las motivaciones del conficto que origina la protesta, si no las medidas de cómo conseguir un día laboral/productivo lo menos alterado por la acción de hecho que desencadena el con icto; que rutas a tomar para evitar encontrarse con la movilización, plantón o concentración, recomendaciones para evitar expresiones de solidaridad por el riesgo a enfrentamiento con escuadrones antidisturbios y, para entender las demandas de las huelgas, las miden en perdidas monetarias para los accionistas de las empresas que hábilmente se hacen pasar por perdidas para la ciudad o la nación.

¿Cómo convertimos en mala señal para el mercado la vulneración de la dignidad humana y la interferencia violenta con las dinámicas ecosistemicas que la hacen posible? ¿en términos de buena vida, de cuidar la vida ¿cómo perdemos el miedo al escarnio, a la necesidad de estar bien- portadas, bienportados y sostener una buena reputación? ¿cómo lo estamos haciendo con la otra parte del mensaje que implica la cárcel? ¿cómo estamos confrontando las cali caciones que nos hacen los fondos de riesgos, que año tras año determina si tenemos la reputación para se- guir endeudando el futuro de las siguientes generaciones de todas las especies?

La judicialización es parte del actual acervo de instrumentos con el que establecimiento deslegitima los contenidos de las protestas, es la forma en cómo continua adviritiendo que no tolerara el cuestionamiento al sentido y conte- nido de la dirección del desarrollo, no es novedoso esto que escribo, pero, la pregunta de ¿desarrollo para quién? ¿a quién le esta llegando?, el punto con la dignidad tiene que ver con que “las minorías” “los menores” “los no respon- sables de sus actos” se quejan, y la queja no es critica ni propuesta, llamandola queja, se subordina la crítica, se des- estima la propuesta y es en este sentido que cabe recordar las palabras de Francia Marquez, vocera de la movilización de mujeres negras por el cuidado de la vida y los territorios ancestrales (actualmente desplazada y amenazada de ser objetivo militar) (http://mujeresnegrascaminan.com/):“Tal vez por eso nos persiguen, porque queremos una vida de autonomía y no una de dependencia, una vida donde no nos toque mendigar, ni ser víctimas”.

 

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