Por: Anyi Viviana Castelblanco Montañez
Universidad Nacional de Colombia
anyicastel@gmail.com avcastelblancom@unal.edu.co
Un lugar único en el mundo, donde el cielo deja en las montañas gotas de rocío como valiosos regalos, que al ser filtradas por la sabia naturaleza dan origen al Manantial Santa Helena. Un paraíso puro, custodiado por los imponentes Andes y que no ha sido tocado por el hombre. De este lugar único proviene el Agua Manantial, donde cada gota es única.
Referencia publicitaria Agua Manantial
Resumen
Este artículo muestra cómo el discurso mercantilizador del agua tiene incidencias en la vida cotidiana de la comunidad de Buenos Aires Los Pinos, del municipio de La Calera, al transformar el paisaje de la vereda para que se garantice el embotellamiento del agua de la marca “Manantial” por parte de Coca Cola FEMSA. Esto sucede bajo el respaldo de las instituciones del Estado que otorgan concesiones de agua para que pueda ser empacada y comercializada sin ningún tipo de restricción. La situación pone de manifiesto que las relaciones de poder que se gestan en la zona están respaldadas por los administradores de agua del país, quienes permiten que día a día se les arrebate a las comunidades el preciado líquido y se naturalice este hecho como algo que debería suceder.
Palabras clave: Agua, apropiación, Coca Cola FEMSA, mercantilización, captación legal.
Summary
This article shows how water discourse has an impact on the daily life of the community of Buenos Aires Los Pinos, of La Calera municipality, because it transform the village landscape for guarantee the bottling water of the brand “Manantial “by Coca Cola FEMSA. This happens under the support of the state institutions that give water concessions so it can be packaged and sold without any restriction. The situation shows that the power relations are developing in this area are backed by water managers in the country, who allow that every day the companys snatch from the communities the precious liquid and this fact is naturalize as something that should happen.
Keywords: Water, appropriation, Coca Cola FEMSA, commodification, legal collection.
Introducción: el agua en el paradigma mercantilizador
El agua “es la matriz de la cultura, el sostén de la vida” (Shiva, 2003), clave para el bienestar material y cultural de las sociedades, pero también para la vida de los no-humanos y la supervivencia del planeta. A pesar que el 75% de la Tierra es agua,
[d]e toda el agua usada en el mundo solamente el 10% se dedica al consumo humano, un 25% se destina a actividades industriales y un 65% por actividades agrícolas. Hay actividades absolutamente irracionales en el uso del agua como la producción de automóviles, ya que para producir un solo auto se consumen 400 mil litros de agua. […] La distribución del agua sigue los mismos parámetros desiguales típicos del capitalismo: una minoría despilfarradora de los países del Norte y sus émulos del Sur consume la mayor cantidad de agua potable y las mayorías pobres de todo el planeta, pero en especial la de los países del Sur, no tiene acceso a agua potable y viven y mueren de hambre y de sed. El 20% de la población del mundo consume el 86% de toda el agua del planeta y un niño recién nacido en occidente o entre las clases dominantes del Sur consume entre 40 y 70 veces más agua que uno nacido en el seno de los parias de la tierra. (Vega, 2010: 301-304).
Entonces, aunque el agua potable es limitada las dinámicas del globo llevan a despilfarrarla y a romper los ecosistemas que son indispensables para su existencia. Ella cumple un ciclo hidrológico para su nacimiento y distribución que depende del clima, la fisiografía, la vegetación y la geología de la región. Este proceso ecológico lleva a que los ecosistemas la reciban en forma de lluvia o nieve para que la humedad reabastezca ríos, acuíferos y fuentes de agua subterránea.
El inconveniente es que en cada uno de esos niveles, los seres humanos modernos hemos abusado de la tierra y destruido su capacidad para recibir, absorber y almacenar agua. La deforestación y la minería han destruido la capacidad de las cuencas fluviales para retenerla. Los monocultivos y la silvicultura le han chupado el agua a los ecosistemas. La utilización, cada vez mayor de combustibles fósiles ha ocasionado la contaminación atmosférica y el cambio climático responsable de inundaciones, ciclones y sequías recurrentes. (Shiva, 2003:17).
La ruptura del ciclo del agua y la afectación a la trama de la vida implican que los problemas de contaminación y deforestación afecten a todo el globo. Frente al agua se gestan conflictos que según Vandana Shiva (2003), se dan por los paradigmas que fundamentan las formas de entenderla y sentirla, puesto que uno ve el agua como elemento sagrado, cuyo suministro es un deber para mantener la vida; y el otro ve el agua como mercancía, propiedad, comercio y un derecho fundamental de las empresas para su mercantilización. Esta última visión propone para la solución del problema de la escasez del líquido el aumento de los precios con el propósito de desmotivar el consumo; y ha llegado al punto de plantear que las aguas que nutren los ecosistemas son malgastadas, olvidando que éstas no se puede sustituir.
En efecto, la mercantilización del agua ha tenido como consecuencias que se busque “socavar por completo los derechos de los pueblos y sustituir la propiedad colectiva del agua por el control empresarial” (Shiva, 2003:36). Así, aunque dentro de la concepción ribereña, las personas tienen la idea de compartir y conservar las fuentes de agua en común, empieza a consolidarse un fenómeno que Vandana Shiva (2003) define como la economía de cowboy; es decir, el que primero llega tiene derecho a la propiedad del territorio, lo que le permite también apropiarse de los recursos para privar de los mismos a quienes no pueden acceder a ellos.
De igual forma la neoliberalización de la economía ha llevado a que la acumulación del capital y del poder de las corporaciones sobre los territorios sea un fenómeno cada vez más fuerte y frecuente en el mundo. Esto ha tenido consecuencias directas en la vida de las personas porque ha exacerbado el individualismo, el consumismo y la privatización de la vida; y en el caso del agua, la cual no ha sido ajena a estas lógicas, su mercantilización se gesta de diferentes maneras, ya sea vendiéndola embotellada o como servicio, financierizándola[2] y tranzando directamente sobre los ecosistemas que la producen.
En esta vía la “naturaleza” empieza a contemplarse como recurso para el capital, por lo que – y como afirma Hildebrando Vélez- las aguas empiezan a entrar a nuestra existencia como un elemento aislado de la totalidad del universo, pues se les arrebata la esfera espiritual y estética que contienen. Para la concepción mercantil “[e]l agua es un objeto de conocimiento, de producción, materia prima, pero no un componente fundamental de la trama de la vida” (Velez, 2010:27)
La apropiación del agua empieza entonces a profundizar los conflictos sociales y ambientales pues se generan estrategias legales e ilegales para su apropiación: “Arrebatarles el agua a las gentes era y es una estrategia para arrebatarles el territorio y el poder” (Velez, 2010:18) De esta forma los bienes comunes empiezan a ser despojados bajo el discurso de la escasez, por lo que el Estado, las empresas y los saberes expertos se plantean formas de conservación donde los ecosistemas que la producen, entre otras cosas, deben estar aislados y sin población humana, como se pretende en algunas zonas del país.
Entonces la inequidad en el acceso al agua pone de manifiesto la primacía de lo económico y la distribución de la riqueza para acceder a la misma, ligada totalmente a la relación global y local. El agua es un bien que requiere, dentro de la lógica moderna, poseerse, sobre todo cuando escasea, ya que “quien controla el agua, controla la vida. Quien controla la vida, tiene el poder” (Vega, 2010:334).
A partir de este panorama, este artículo evidencia las formas de apropiación del agua llevadas a cabo por la multinacional Coca Cocal FEMSA en el municipio de La Calera. En el marco del trabajo de campo y el análisis realizado para la investigación “¿Y a quién pertenece el agua? La apropiación, uso y distribución del agua en la vereda Buenos Aires Los Pinos” el presente texto expone uno de los apartados del trabajo realizado. Esta indagación empleó como metodología la ecología política y recopiló información de los expedientes que reposan en la Corporación Autónoma Regional –CAR- sobre la concesión de agua que fue otorgada para el embotellamiento del “Agua Manantial”; junto con las entrevistas realizadas a pobladores, trabajadores y los directamente afectados por la presencia de Coca Cola FEMSA y el trabajo de campo se realizó un análisis a las estrategias de apropiación del agua empleadas por la multinacional.
Vale la pena resaltar que durante la investigación se trató de generar una comunicación directa con la compañía. Desafortunadamente Coca Cola FEMSA nunca respondió a las solicitudes realizadas para poder entablar un análisis a partir de sus propias perspectivas. Aun así, los expedientes que reposan en la CAR me permitieron acceder a los informes realizados por la multinacional.
Coca Cola FEMSA y Agua Manantial: la materialización del discurso mercantil frente a la apropiación del agua
En el municipio de La Calera, específicamente en la vereda Santa Helena se ubica la embotelladora de “Agua Manantial”, que pertenece actualmente a Coca Cola – FEMSA. Esta empresa toma agua de siete nacimientos de la cuenca de la quebrada San Lorenzo, generando afectaciones en la vereda Buenos Aires Los Pinos que se encuentra en el límite de la quebrada. Además la empresa ha generado cambios en el paisaje del lugar, como se irá evidenciando a lo largo del texto, y perjudica el abastecimiento de los pobladores de la quebrada cuando vierte desechos en la misma.
Infortunadamente el ordenamiento territorial en los Andes concibe el agua fluyente como frontera entre un territorio y otro, por lo que dejan de lado que las afectaciones a los cuerpos de agua corresponden a la cuenca en su totalidad y no a un pedazo aislado de río o de quebrada.
Las cuencas son áreas de captación natural del agua, donde la precipitación atmosférica hace converger el escurrimiento hacia un único punto de salida. El nombre de la cuenca está dado por el cuerpo de agua principal, a la cual diferentes afluentes como ríos más pequeños, quebradas o manantiales le aportan fluidez directa o indirectamente. Así pues, en una cuenca existen varias subcuencas o áreas de drenaje de cada contribuyente (Porto & Porto, 2008) Estas son concebidas como “unidades naturales que están sujetas a recortes espaciales, en función de los intereses en juego vinculados con la gestión del agua” (Hernández Suárez, 2013:50) De ahí que las afectaciones generada por la embotelladora no sólo se den en la vereda Santa Helena sino que tengan impactos a en otras veredas y a nivel regional.
En términos históricos la empresa se consolidó en la región porque los dueños de los lotes era una familia que vendió sus predios a unos italianos. La compañía compró las tierras donde se ubican los manantiales que pertenecen a los predios El Nogal y Buenavista entre los 3240 y los 3335 msnm. Los italianos “traían una pasta de colores y embolataron a los dueños de la finca para poder entrar a los nacederos” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos) pues:
ellos hicieron pruebas durante un tiempo, a ver si les servía el agua. Y entraron en negociación para hacer un ensayo. Igual si no servía [el agua] le dejaban el lote [a los dueños] para mantener [su trabajo]. Dos años duraron haciendo el estudio del agua. Tomaban muestras diarias y como no había carretera tocaba traer garrafas, como las de agua Cristal, en las que se recogía el agua tres veces al día (mañana, medio día y tarde) para ver el comportamiento de la temperatura. El agua se llevaba para que la recogieran en El Almacén [Punto de encuentro en la vereda]. Negociaron sirviera o no sirviera el agua, porque ellos necesitaban el negocio. El dueño que estaba todo endeudado vendió los lotes. Los dueños de la finca sabían de los nacederos, eran tres fincas familiares. Son 7 manantiales con los cuales formaron la empresa. Eso duró mucho tiempo para salir al comercio. Tuvieron que aliarse con otra empresa para distribuirla, finalmente los italianos le vendieron una parte a Coca Cola (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
El éxito que tuvo el análisis químico del agua, al ubicarse en una zona de amortiguamiento cercana al Parque Nacional Natural –PNN- Chingaza, con un amplio bosque alto andino conservado, llevó a que finalmente la familia vendiera sus fincas:
en ese tiempo era muy barata la tierra; un lote grande costaba $25. Esos tipos le dieron al dueño del lote $1’000.000, eso era mucha plata. Y ellos se pusieron a sacar agua, llevarla a Bogotá y venderla. Luego principiaron a montar la planta y a sacar el agua con carritos pequeñitos. Después vendieron eso a Coca Cola y ya esa empresa empezó a agrandar y a agrandar. Y ahora es una empresa potente de agua: sacan 22 camiones diarios llenos de agua (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Los dueños de la finca eran personas que tenían muchas deudas, por lo que decidieron solventarlas vendiendo sus tierras. Por problemas personales y de salud, los dueños del predio no alcanzaron a ver cómo creció el negocio del agua en la vereda. Finalmente, los italianos dueños de la empresa que en un principio no tuvo mucho éxito porque la demanda de agua embotellada no era tan grande como lo es hoy en día, venden su empresa a Industria Nacional de Gaseosas S.A de la que finalmente se apropió Coca Cola, y esta, posteriormente, se alió con FEMSA para tecnificar la compañía y comprar “los lotes de los lados para que la gente no vaya a sembrar ni a tener ganado” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). El lote cercano a los nacimientos es de aproximadamente 15 fanegadas de bosque y 4 fanegadas de planta de producción, el cual está cercado y es constantemente reforestado.
“En la negociación con los italianos le dieron trabajo a los hijos de los dueños de la finca”. (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos) Uno de los hijos fue quien me narró la historia de la empresa y su experiencia trabajando durante 15 años para ella.
La gente puso mucho problema cuando se enteraron del inicio de la empresa. Les tocó a los italianos aportar para la carretera para hacer las construcciones y dijeron que le iban a dar empleo a la gente de la zona. Por eso había mucha gente de la zona trabajando en la empresa envasadora. Ya después, poca gente quiso trabajar, porque la gente no se amaña en la empresa (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Me contaban quienes habían trabajado en la compañía que no se “amañaban” en el trabajo porque les coartaba mucho la libertad que les permite el trabajo en el campo, y a la que siempre han estado acostumbrados. Debían cumplir horarios fijos, eran vigilados constantemente, no podían hablar con los compañeros y compañeras en horas laborales, y recibían un sueldo fijo sin posibilidad de tener ganancias extras; contrario a como a veces acontece cuando un cultivo es exitoso y permite comprar o adquirir mercancías con mayor rentabilidad: “yo arreglé mi casa y compré mi carro gracias a la papa, porque me fue bien. Si seguía trabajando en Coca Cola esta es la hora que estaría endeudado para comprar una de las dos cosas” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
En 2015 Coca Cola FEMSA tenía empleados a cerca de 60 personas, entre empleos directos e indirectos, con turnos de 24 horas al día que volvió a implementar, pues en un tiempo sólo mantuvo dos jornadas: mañana y tarde: “En este momento están los trabajadores por temporal y se alargaron los contrataron por el tercer turno” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). En 2013 sólo trabajaban 33 personas, distribuidos en dos turnos de 20 personas en la mañana y 13 en la tarde. Los turnos eran de 12 horas, y ante el aumento de la producción la empresa decidió volver a retomar el funcionamiento continuo. Para evitar que se formen sindicatos, como el que hubo hace 15 años que entró en huelga, la empresa ha decidido hacer contratos a término fijo.
En un inicio la compañía funcionaba con empleos manuales, donde los trabajadores debían pesar, etiquetar, llenar y empacar manualmente el agua; pero, en 1991, tecnificaron y trajeron máquinas: “los primeros días daba borrachera ver dar vueltas eso, se pasó a producir 1500 botellas por minuto. La máquina tiene 60 válvulas y se le puede poner hasta 2500 botellas por minuto. Al principio veíamos en la llenadora una sola botella dando vueltas, de lo rápida que era” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Cuando la producción tenía problemas los trabajadores observaban los envases para que no trajeran mugre: “cuando pasaba se regaba el agua. Había que andar con botas y casco porque todo el tiempo estaba mojado el piso” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). La empresa tiene redes donde el agua sobrante va cayendo a un tanque o va fluyendo hasta retornar nuevamente a la quebrada. Ahora están reciclando agua y desde hace más o menos seis años la reutilizan para el aseo de la planta.
Las botellas plásticas se hacen en la planta puesto que tienen la sopladora donde se pone la preforma que traen de Medellín, y en una máquina calientan el plástico para hacer la botella en el molde. Estas son posteriormente lavadas y se ponen en otra banda para que sean llenadas y tapadas.
Finalmente está donde le ponen el sello que va encima de la tapa, va a la etiquetadora y va a una mesa grandísima donde van a las cajas que ya están hechas, van a un túnel plastificador donde hay calor y las organizan para empacarlas (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Las máquinas hicieron que se prescindiera de muchos empleos y que aumentara considerablemente la producción. Se sacan 2500 botellas de agua por minuto: “La llenadora maneja toda la empresa. Si el maquinista se duerme y se daña o algo pasa, acaba con toda la producción” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). El proceso es vigilado y se contabiliza la producción todo el tiempo, por eso se sabe cuándo y quién es el responsable de un freno en la misma. Cada lote es analizado para observar cambios dentro del mismo y cuando hay verano se hacen más registros porque el miedo es que baje considerablemente el flujo de agua.
Se sacaban las botellas desperdiciadas: las bajitas, mal formadas o rotas, porque a veces se perforaban. Había que contarlas porque tenían que dar exactas. Si le daban producción de 3000 botellas tenían que salir las 3000 botellas así estuvieran dañadas. Esas se llevan al laboratorio para analizar. (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
A cada lote embotellado se le realizan análisis, para determinar la calidad. Incluso se hacen análisis al agua que embotella la competencia, la cual en realidad no existe, porque como me contaban en la vereda, “la competencia era más entre los obreros y los patronos, porque los gerentes se la pasaban ahí tomando tinto unos con otros, los de Coca Cola y los de Postobón” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
La concesión que le otorgó la CAR a Coca Cola FEMSA es de 7,68 l/s de agua. Esto les ha permitido reportar una producción de 300.000 unidades de botellas de 600 ml por día. Para 2015 la empresa tenía como producción diaria 450.000 unidades de agua con gas o sin gas. De igual forma se embotellan 70.000 unidades al mes de 1500 ml. Coca Cola FEMSA consume de 1 a 1,5 litros para embotellar agua; es decir, por cada litro de agua embotellada se requieren 1,5 litros de agua cruda.
En otras palabras, la cantidad de agua que se emplea para envasar un litro de agua es preocupante, pues se genera un despilfarro del líquido. Si se realizan las cuentas, se está hablando que la empresa reportó en sus informes a la CAR que diariamente se producen alrededor de 520.000 botellas, que implican más o menos el uso de 780.000 litros de agua para su empaque.
A pesar de que desde 1983 la CAR- les dio la concesión para embotellar aguas subterráneas, los nacederos son aguas emergentes que crean cauces (Coca Cola FEMSA, n.d.) Desde 2015 se han generado tensiones entre FEMSA y la Corporación puesto que los requisitos para captar agua difieren si se habla de un sistema superficial y un sistema subterráneo. En ese momento la CAR argumentaba que la captación era sobre un cuerpo de agua superficial, por tanto los nuevos requerimientos demandan que FEMSA haga planos y diseños que no afecten la rotonda hidráulica de los manantiales. Pero las obras que tiene la compañía están construidas desde 1997 y el adaptarse a la norma le implicaría asumir otros costos y tratamientos para el líquido, entre ellos la inversión estructural sobre la planta.
El proceso de captación subterránea consiste en captar el agua en cajas y conducirla por tubería de PVC a un tanque de acero inoxidable. Estas aguas se recogen subterráneamente, antes de que lleguen a la superficie y se conducen directamente a la planta donde una parte pasa por microfiltración para su embotellamiento; la otra se emplea para los usos cotidianos que implica el funcionamiento de la empresa. Este problema llevó a que la compañía contratara a la consultora ambiental Golder Associates para hacer su propio estudio y determinar sí es un manantial superficial, o como ellos lo llamaron, actualizar el estudio hidroecológico antes de la renovación de la concesión de aguas con el fin de evaluarla. (Coca Cola FEMSA, n.d.)
Uno de los argumentos de Coca Cola FEMSA para mantener la concesión de aguas subterráneas es que la CAR no puede afectar sus ganancias, puesto que tendría que asumir la indemnización por pérdida de las mismas ya que en un principio aprobó la concesión como agua subterránea. Además su alegato es que violentan el principio de confianza legítima planteado en la sentencia T-204 de 2004 de la Corte Constitucional (Coca Cola FEMSA n.d.).
El debate está desde el 2008, y a la fecha han existido distintos requerimientos. La CAR plantea que los siete nacimientos se encuentran completamente intervenidos por las obras de captación y conducción construidas inicialmente por la Industria Nacional de Gaseosas S.A., lo que llevó a una fuerte afectación de la flora y fauna nativa de la región, del paisaje y de los demás recursos. De ahí que la demanda de restituir los cauces naturales implique demoler las obras. Cobijado bajo la transformación de la visión de la CAR y arguyendo que ellos concedieron el permiso que ahora quieren modificar, Coca Cola FEMSA en sus informes se atribuye ser la dueña del agua en el lote que es de su propiedad, por eso la multinacional puede determinar y contra-argumentar si es un nacimiento subterráneo o superficial.
Teniendo en cuenta que el agua en su estado natural no es fabricada o producida por empresas multinacionales esta tensión pone de manifiesto la concepción del agua como recurso.
El mero desvío, bombeo o traslado de agua no es un proceso de fabricación o producción que le transfiera la propiedad absoluta sobre el agua a las empresas. Igualmente, los derechos de uso de aguas no confieren propiedad sobre el agua(Waren 2003:25)
Los nacimientos están en la zona de reserva redefinida con la realinderación de los límites de la cuenca alta del Río Bogotá, por tanto la compañía debe solicitar licencia urbanística de adecuación de sus predios porque una parte de éstos corresponde a ecosistema de páramo y subpáramo. Pero la argumentación de la empresa para mantener su funcionamiento, así como para no modificar su infraestructura, es que ellos conservan el ecosistema de la zona porque no hay acceso de personas ni de ganado, y afirman que la vegetación del lugar aumentó y se mantiene ya que ellos protegen la zona al mantenerla aislada. Esta concepción de conservación sin intervención humana plantea que el campesinado tiene una incidencia negativa en el medio, como afirma el discurso experto; sin olvidar que esta intención conservacionista responde a la necesidad de garantizar el agua para su negocio.
En la planta, además del evidente embotellado o llenado del agua para la comercialización, el uso del agua implica un proceso bastante amplio que incluye el servicio del embotellado con el prelavado, el sistema de refrigeración, la sopladora y el laboratorio. Los servicios generales el agua se emplea para el lavado de pisos, jardinería, cafetería y casino y los sanitarios. Toda el agua que emplea la compañía viene de los siete manantiales que tiene en concesión, por lo cual no hay una facturación de servicios y por tanto no hay un pago del uso que se hace del preciado líquido.
Desde diciembre de 2014 están envasando en botellas de vidrio, que entran en un proceso de lavado porque las traen desde Bogotá. Para ello se utiliza soda cáustica, que implica un uso aún mayor de agua, y un proceso de vertimiento controlado porque el líquido empleado vuelve a la quebrada San Lorenzo. El discurso conservacionista plantea que el vidrio es más ecológico que el plástico, pero no tiene presente la cantidad de agua que se usa en el proceso de producción.
Se lava con soda cáustica, con guantes, con protección, se baja la temperatura. Las botellas se juagan con una concentración de cloro para bajar la concentración de soda caustica. Finalmente se lava con agua pura para quitarle los residuos y se ponen las botellas en la lavadora (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
La empresa Manantial desde hace 8 años está utilizando filtros para sacar el residuo de grasas y el manejo de los químicos que se emplean en el proceso de producción. De hecho, la empresa realiza constantemente capacitaciones a sus empleados los días domingos, pues la prioridad es que no haya accidentes y que aprendan el manejo de los residuos. Una parte del agua empleada se reutiliza para lavar pisos y los baños, la otra se dirige a la planta de tratamiento para enviar el agua “nuevamente limpia” a San Lorenzo.
No obstante, a pesar de los esfuerzos de la empresa por garantizar un tratamiento adecuado del agua reutilizada, desde 1988 existe la denuncia de las personas de la vereda manifestando que a San Lorenzo baja agua con grasa y otros elementos químicos. La CAR es quien debe asumir la responsabilidad ante los vertimientos de la compañía, pero a la fecha el problema aún se mantiene y no se ha solucionado nada.
El pozo séptico de Manantial va a parar a la quebrada. Hicieron un tanque para los residuos de las máquinas, como el ACPM, pero eso no se puede filtrar, es un peligro cercano a la quebrada. Ellos dicen que tienen purificadores, pero el agua baja sucia después de que pasa los residuos de Manantial. El agua que dejan no es limpia, mientras que el agua que empacan si es cristalina porque no le hacen nada al agua más que empacarla (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Se producen varios problemas con esta situación. En primer lugar en la vereda Buenos Aires La Epifanía, un poco más abajo por la afluente de la quebrada San Lorenzo, la Empresa de Servicios Públicos de La Calera –ESPUCAL- toma agua para la cabecera municipal por la concesión que hizo Cementos Samper y que tras la venta de la compañía a Cemex cedió a la Alcaldía: “Es decir, ellos toman agua sucia y contaminada por la empresa Manantial” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). Además se presentan inconvenientes a quienes planta abajo emplean el agua para su ganado y sus cultivos.
En un tiempo “vertían un líquido en la quebrada que generaba una espuma. Se les pasó una queja y arreglaron el problema” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). Por esta razón hay personas que trabajan para la empresa y afirman que “hay gente que se queja de que Manantial manda desechos a la quebrada San Lorenzo, pero hay un cuidado grande a la quebrada” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Con respecto al uso del plástico, de acuerdo al pedido y a la producción, me contaban los trabajadores que sacan entre 1000 a 2500 botellas por minuto. La producción sólo se detiene en tres momentos y son cuando hay cambio de turno, porque están diseñados de tal forma que no se pare diariamente más de dos horas. Es decir, en un día se producen 1’400.000 botellas de agua, que se conducen en 20 a 25 camiones que salen diariamente de la embotelladora. Es de resaltar que no hay reciclaje de plástico, por tanto se está hablando de 1’4000.000 botellas diarias que en algún momento y tras su consumo serán basura.
Todo es automático. Hasta la cargada es automática. Una estiba tiene tres mil botellas, que van por pacas de 24 botellas. Y eso se empaca en plastificador y la montacarga la coge para llevarla al camión (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
En el caso de Buenos Aires Los Pinos, además del impacto ambiental, los habitantes se ven también perjudicados por el uso excesivo que hace la compañía sobre la carretera de la vereda por el transporte del agua que embotella.
El agua se retira en camiones de tracción sencilla. Se hacen 20 viajes por día y en cada viaje van 10 pales o lo que definen en la empresa como 80 paquetes de 9 unidades de 1500 ml o 72 paquetes de 24 unidades de 600 ml. El constante transporte de agua en esta carretera, la cual no está pavimentada, ha generado grandes inconvenientes con la comunidad de Buenos Aires Los Pinos y La Epifanía, que se ven afectadas por los huecos y los trancones que ocasionan estos vehículos:
la vía de acceso es la misma de la vereda. Ellos pelean que la empresa está en Santa Helena, que es donde están ubicados, pero ellos usan la vía de Buenos Aires y no responden. La vía se pone en malas condiciones. Ahorita está bien, después de tanta lora, aunque se excusan que el municipio tiene que arreglar, y la autoridad municipal dice que el Acueducto [de Bogotá] tiene que arreglar, y el Acueducto dice que Manantial tiene que arreglar, “y lo tienen como la pelotica de jugar” La gente ha tenido que salir y atravesarse a los camiones para que no dañen la carretera. (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Aunque una parte de la carretera la comparten los camiones de la embotelladora Manantial con los carros del Acueducto de Bogotá pues es la vía que conduce al PNN Chingaza, en el sector conocido como El Almacén se dividen los caminos que conducen a sus respectivos lugares, es decir uno va a Chingaza y el otro a la embotelladora; y por tanto puede decirse que los daños tienen responsabilidad de ambas partes: “Manantial cuando se le da la gana arregla la carretera. El acueducto de Bogotá arregla hasta El Almacén, pero la vía a Manantial no hacen nada porque el Acueducto no pasa por ahí” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). Lo que se conoce como el tramo El Almacén – Manantial, presenta varios inconvenientes, como manifiesta la comunidad:
las casas que están cerca de la carretera por la vibración se ven afectadas. Habían traído tractomulas y en invierno se trancaban en [el sector conocido como] Siberia [antigua planta de Cementos Samper] y todo el mundo tenía que esperar: la ruta, un enfermo, los estudiantes. Y tuvimos que pelear duro con ellos para que quitaran las mulas, y de ahí han puesto barreras, pero ellos dicen que no. La pelea es porque no pongan las tractomulas ni los dobles troques, porque van a acabar la vía que ni para ellos ni para la gente de Buenos Aires serviría, porque la carretera se está corriendo por el peso de los camiones. Si lo hacen en los camiones sencillos podría durar un poco más la carretera, no es lo mismo 8 toneladas o10 que a 30 toneladas. Se está esperando una respuesta del gobierno municipal frente a ello (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Cuando los habitantes de la zona le comunican a Coca Cola FEMSA la situación, su respuesta es que ellos pagan altos impuestos a la Alcaldía Municipal, por tanto esta debería responder por la carretera. Pero cuando se le hace el reclamo al gobierno municipal, la autoridad afirma que es responsabilidad de la empresa.
Coca Cola evidencia los gobiernos corruptos, porque hemos preguntado ¿por qué tienen tan abandonada la vía?, ¿por qué no ayudan a la escuela? Ellos responden que pagan impuestos al municipio. El municipio no dice qué destino tiene el dinero. Nunca se ven los arreglos en las vías. Es rara la vez que mandan la maquinaria para tapar un hueco y apenas llega el invierno, se dañan las vías. Era que como gran empresa que son, tuvieran una gran carretera (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Adicionalmente los conductores de la empresa no cuentan con un espacio para descansar mientras cargan los camiones con las botellas de agua, lo que genera serios problemas de contaminación en los lotes y la quebrada:
no hay parqueadero en Manantial, entonces ellos tienen la costumbre de botar la basura por fuera. Tampoco tienen baño afuera y como a los choferes no los dejan entrar entonces hacen sus necesidades por donde pueden. Hacen trancón. La vez pasada hubo que hacer un paro para que recogieran la basura que dejan en el monte. Quedaron de recoger mensualmente lo que botan. Les duró los dos primeros meses recoger su basurero. Su basura la ponen en un montecito: vasos del tinto, botellas de agua. Además el parqueadero hace falta porque cuando transitan los niños del colegio, las lecheras y la ruta [transporte veredal] se trancan porque hay muchos camiones parqueados, es un problema para que den paso (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
El problema de las basuras se ha ido solucionando por las acciones que ejerce la comunidad frente a la compañía, es decir, a través de cartas y quejas que remiten incluso a la Alcaldía municipal. A pesar de esto y teniendo en cuenta que Coca Cola FEMSA es el único en la zona que disponen del servicio de recolección de basuras con carro del ESPCUAL, al caminar por los sitios cercanos a la envasadora y que corresponden a la vereda de Buenos Aires Los Pinos se ven empaques y desperdicios en los lotes cercanos a la quebrada.
En ocasiones la empresa colabora con la Escuela de Buenos Aires Los Pinos, pero esas ayudas han disminuido con el paso del tiempo. Los y las habitantes de la vereda cuentan que antes Coca Cola FEMSA aportaba al financiar el subsidio para el comedor de los niños y niñas más humildes de la zona. También cooperaba regalándoles cuadernos, pintando la escuela, dando obsequios en algunas navidades y jugos para las medias nueves. Pero actualmente es poco lo que dan y cuando regalan jugos es porque ya están próximos a vencerse:
pero ya con esa donación ellos decían que estaban haciendo. “Eso es un pelo que le quitan a un gato” A veces les dan jugo, pero llegan casi vencidos. Ellos tienen que sacarlos porque están próximos a vencerse, no son vencidos, pero se nota que es por sacar un producto. Dicen que no dan nada porque somos unos peleones (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
La multinacional donó diez parques temáticos al municipio, pero se instalaron en la cabecera municipal y ninguno fue a dar a la vereda. En una ocasión la empresa Manantial entregó unos computadores pero al igual que sucedió con los parques, en Buenos Aires no se vio ninguno.
A pesar de los problemas que genera la presencia de la embotelladora, la compañía cuenta con el respaldo legal de la Alcaldía Municipal, puesto que el POT en su artículo 85 en el parágrafo 3 plantea:
en las áreas de protección establecidas en el presente acuerdo se permitirá la actividad de embotellamiento de aguas dadas las características y riqueza de dichas áreas, este tipo de actividad solamente será permitida previa la obtención de los permisos respectivas expedidos por la autoridad ambiental competente, que garanticen la sostenibilidad del recurso (Concejo Municipal del La Calera, 2010)
Algo que me parece bastante curioso es que la mayor parte de las personas en la vereda no ven a Coca Cola FEMSA como una acaparadora de agua porque según dicen: “ellos en su cuento y nosotros en el de nosotros. Solo afectan las carreteras” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). Incluso hay quien dice: “que siga progresando porque ¿qué se puede hacer? Ellos compraron todas esas aguas” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). Estas palabras evidencian como el concepto de la propiedad territorial legitima de la apropiación y dominio de los recursos que en ella se ubican.
Entre las estrategias que emplea la empresa para legitimar su presencia en la zona, se cuentan los aportes para el acueducto de Buenos Aires Los Pinos pues dio 400 árboles para la reforestación que demanda la normatividad ambiental; además pagó un curso de Liderazgo Social en el Tecnológico de Monterrey al presidente de la Junta de Acción Comunal, por tal razón algunas personas apoyan su presencia en la vereda.
Incluso algunos habitantes resaltaban que cuando la comunidad se quejaba y hacía paros la empresa en ocasiones los escuchaba, y los favorecía contratando personal de la zona para la compañía o para el manejo de los camiones. También argumentaban que la multinacional no afecta el ambiente porque “todo es eléctrico, no hay humo, no hay mucho ruido. No trabajan con químicos” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos). De igual forma invitan a los niños y niñas de la escuela para que visiten la fábrica y les platican sobre el cuidado del agua, lo que muchas personas ven como positivo para la vereda pues los motiva a “cuidar” el líquido vital.
En consecuencia, pese a tener una propiedad privada, con cercas que impiden el acceso de personas y animales, la empresa no puede desligarse de la comunidad ni tampoco articularse del todo a ella, pues su éxito depende de mantenerlos “conformes” con su presencia. Situación que genera distintas visiones en la comunidad frente a la presencia de Coca Cola FEMSA, lo que ha llegado a generar escisiones para generar acciones de protesta frente al accionar negativo que ejerce en la zona. “Yo trabajo allá, no puedo pelear porque me quedo sin mi empleo” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos)
En 2015 Coca Cola FEMSA proyectó aumentar el embotellamiento de litros de agua de 3,28 l/s en 2014 a 4,51 l/s en 2024, razón por la cual está pidiendo aumento de la concesión del líquido. Como es una multinacional, desde hace varios años, a partir de las mismas lógicas que este tipo de compañías han estado utilizando para la apropiación de recursos naturales y territorios de comunidades campesinas, está buscando la forma de que los tratados internacionales de libre comercio y las inversiones extranjeras le permita acceder fácilmente al agua, impulsando y lucrándose con la anulación de los derechos colectivos de acceder a la misma, pues como dicen algunas personas en Buenos Aires “el agua de los nacederos de Manantial pudo haber sido un agua de reserva para la vereda, porque esa agua no se seca como la de las quebradas. Brota de la tierra” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Esto se articula al planteamiento de William Waren frente a las políticas globales del agua:
hace ya rato que pasó el tiempo en que podía tratarse al agua como un recurso infinitamente disponible y abundante. Las empresas y los inversionistas adinerados ya lo saben. Aspiran a tomar control y propiedad del agua para poder racionarla entre quienes puedan pagar más por ella. Grandes inversionistas como T. Boone Pickens y grandes empresas como Suez están activamente comprometidas en un intento de tomar propiedad de los recursos hídricos y convertir al agua en una mercancía a ser comerciada en el mercado internacional, tal como el petróleo. […]Las multinacionales sostienen, en consecuencia, que el agua a granel es un producto propiedad de las empresas, cuyos derechos de propiedad deberían ser protegidos por el derecho internacional en materia de comercio de bienes (Waren, 2003:24).
En el caso de Buenos Aires Los Pinos y de la vereda Santa Helena la apropiación del agua se hace evidente porque lentamente la compañía compra los predios de alrededor de su empresa, incluso “los de Manantial se apropiaron de las zanjas que nutrían las fincas a su alrededor, a través de la compra de tierras” (Entrevista habitante Buenos Aires Los Pinos).
Tras este contexto, la transformación y la cooptación del agua por parte de Coca Cola FEMSA en esta zona del país es una realidad, que están empleando otras compañías que buscan embotellar agua. Bajo la mirada de los administradores del agua y gozando de su permiso estas empresas van arrebatando a las comunidades día a día el agua para poder mercantilizar la necesidad que se tiene de ella. A esto se le suma que las empresas comienzan a valerse tanto de discursos higienistas, como de supuestos beneficios a la salud y cuidado del medio ambiente a partir de procesos estandarizados de tratamiento del agua, donde supuestamente es mejor beber el agua embotellada que la de la llave. En realidad, esta última se puede hervir; mientras que la cantidad de Sodio y los químicos que trae el plástico en un componente diploide, pues en el agua se diluyen estos compuestos, generan consecuencias perjudiciales para el cuerpo humano.
Además, no se debe desconocer la cantidad de basura que genera el plástico, pues en Colombia no existen prácticas sociales ni políticas que apunten al reciclaje del mismo. Es difícil generar leyes de no consumo del plástico, pues de acuerdo a este mismo discurso de la higiene, algunos creen que es más limpio consumir en la botella y luego botarla para no usarla más.
Conclusión: agua embotellada=agua privatizada
Las estrategias para apropiarse el agua en la vereda Buenos Aires y la vereda Santa Helena me permiten afirmar que el agua sí tiene dueño, porque existen varias formas de acapararla: En el caso de Coca Cola FEMSA el acaparamiento se da a través de la captación legal con las concesión que otorga la CAR y a través de la propiedad territorial que lleva a la multinacionales a acaparar los recursos y bienes de sus predios.
Las apropiaciones por captación legal han llevado a que la empresa afirme que tienen derecho sobre el agua. La legitimidad que da la CAR y el accionar jurídico permite a Coca Cola FEMSA declararse dueños del agua de los manantiales y legitimar así su negocio de embotellamiento de agua. Tener la concesión les evita posibles altercados por tener un respaldo jurídico, por lo cual el único que puede interlocultar y reclamarle su accionar es el mismo Estado, aunque con poco éxito como se ejemplificó con el debate sobre si captan superficial o subterráneamente el líquido.
La captación legal tiene sus implicaciones directas en el paisaje del lugar y en la vida de las personas, pues construyen paisajes hídricos[3]: la bocatoma cercada con árboles o alambre, sin presencia de personas o ganado; la construcción en cemento de infraestructuras que permiten captar más eficientemente el agua; carteles que prohíben el paso, tuberías y tanques o en el más radical de los casos, cercas electrificadas que impiden el tránsito en propiedad privada, como acontece en la planta de Agua Manantial.
De ahí que la forma más efectiva de garantizar la propiedad del agua sea a través de la apropiación territorial para el acceso de los bienes y recursos. Al ser propietario del predio donde están los manantiales, se facilita la no intromisión de las personas de la vereda y por tanto una privacidad sobre el uso y acceso que se hace del líquido. Pero cuando se interviene en los territorios de los otros o se afecta la quebrada y causa impactos negativos entre quienes comparten la fluidez del cauce, sí existen intervenciones directas de los afectados.
Para las personas en la vereda, Coca Cola – FEMSA no se vislumbra como una amenaza, lo que preocupa puesto que evidencia la efectividad de las estrategias empleadas para mantener su presencia sin tantos inconvenientes ni generar grandes protestas a nivel social. Al tener la legitimidad con la concesión CAR y comprar los predios de los nacimientos y sus alrededores, la empresa agua Manantial evita intervenciones directas en la comunidad. Los problemas con la multinacional se enfocan a la afectación de la carretera, como espacio público, pero no a la apropiación de los nacimientos de agua que podrían alimentar y aumentar el caudal de San Lorenzo.
Este caso evidencia cómo en Colombia lentamente se adueñan del agua porque las vías legales lo permiten y están limitando el acceso a un bien que es común y en realidad no le pertenece a nadie. El agua se maneja como un extractivismo, aun cuando sean poco reconocidas en la esfera pública las consecuencias de su embotellamiento. En este momento en el mundo se están mercantilizando y financierizando las apropiaciones del derecho al acceso al agua, las cuales pasan desapercibidas y se normalizan.
Las personas en la vereda me contaban que para ellos el agua debería tener regalías. Si esta propuesta tuviera acogida y funcionara, es probable que aconteciera como ocurre con el petróleo; el agua se volvería la supuesta solución para garantizar dineros al erario aunque el problema de corrupción del Estado colombiano llevaría a que, como acontece en las zonas mineras y petroleras y como acontece en este momento en Buenos Aires Los Pinos, no se invierta en los territorios donde hay injerencias, impactos y afectaciones directas por la explotación del recurso y únicamente se lucren unos pequeños sectores sociales.
Como evidenció el texto, lentamente se les arrebata a las comunidades el territorio, el agua y el poder de reclamar las acciones que les afectan negativamente. La estrategia del cowboy ha llevado a que empresas como Coca Cola FEMSA envasen agua sin ningún inconveniente que afecte sus ganancias y que no retribuye a quienes se ven afectados por su presencia. Por tal razón, es indispensable empoderar a quienes tienen incidencia directa sobre estos problemas, porque la responsabilidad no es únicamente de quienes habitan cerca a la empresa, sino de quienes consumen y legitiman negocios como el de “Agua Manantial” y de los gestionadores del agua en Colombia, que articulados al paradigma mercantilizador permiten que nos arrebaten el único bien que es indispensable para la vida de todos los seres que habitamos este planeta.
REFERENCIAS
Amigos de la Tierra. (2013). Agentes económicos de la financierización del agua. (Programa justicia económica y resistencia al neoliberalismo, Ed.). Holanda.
Budds, J. (2010). Las relaciones sociales de poder y la producción de paisajes hídricos. In Justicia hídirica: 7 ensayos como aportes para articular como aportes para continuar las luchas. Cali.
Coca Cola FEMSA. (n.d.). Expediente Agua Manantial. Bogotá.
Concejo Municipal del La Calera. Plan de Ordenamiento Territorial de La Calera. Acuerdo municipal No . 011 Agosto 27 de 2010 (2010).
Hernández Suárez, C. (2013). Poder, desarrollo y directrices hidráulicas desde el Valle de México. In G. C. Delgado Ramos (Ed.), Ecologia Política del extractivismo en América Latina: Casos de Resistencia y justicia socioambiental. Buenos Aires: CLACSO.
Porto, M., & Porto, R. L. L. (2008). Gestão de bacias hidrográficas. Estudos Avançados, 22(63), 43–60. http://doi.org/10.1590/S0103-40142008000200004
Shiva, V. (2003). Las guerras por el agua. Privatización, contaminación y lucro. Buenos Aires: Siglo XXI Editores S.A.
Vega, R. (2010). Crímenes hídricos. En Los economistas neoliberales, nuevos crimenes de guerra. Genocidio económico y social del capitalismo contemporaneo.
Velez, H. (2010). Elementos para una ecología política del agua: reflexiones preliminares. In Justicia hídirica: 7 ensayos como aportes para articular como aportes para continuar las luchas (pp. 9–31). Cali.
Waren, W. (2003). Tratados internacionales de libre comercio e inversiones: una amenaza para el derecho de los pueblos al agua. In P. justicia económica y resistencia al Neoliberalismo (Ed.), Agentes económicos de la financierización del agua. Holanda.
[1] Este artículo hace parte de un parágrafo de la tesis de pregrado “¿Y a quién pertenece el agua? La apropiación, uso y distribución del agua en la vereda Buenos Aires Los Pinos” realizada para obtener el título de Antropóloga.
[2] La financierización presupone la segregación de los elementos de la naturaleza -como el agua, el aire, la biodiversidad, el paisaje, incluso su valor cultural y espiritual – para convertirlos en nuevos títulos de propiedad que pueden desvincularse de la propiedad de la tierra, de los derechos colectivos sobre el territorio o de la función social de la tierra, y permitir así la creación de nuevas fuentes de reproducción del capital y de apropiación y concentración de los medios de producción, que son también de reproducción de la vida. (Amigos de la Tierra, 2013:7)
[3] Concepto planteado por Jessica Budds (2010) quien evidencia cómo las relaciones de poder se ocultan a través de tecnologías específicas que producen paisajes físicos y elementos discursivos particulares para controlar el agua; es decir, el conjunto de temas relacionados con los usos, el acceso y la exclusión, la presencia de infraestructura hidráulica, la administración y los debates sobre la gobernanza del agua en un contexto determinado producen efectos sobre el paisaje.