Por: Lucia Ixchíu
Viví con una mamá muy estricta, ordenada, pero profundamente ética y honesta, me costó mucho comprenderla y a pesar de esto en casa hubo libros, hubo crayones y libertades que son otro tipo de accesos para conocer este país. Fuimos un hogar indígena urbano con limitaciones y aunquehubo silencio y miedo, mi mamá siempre dijo la verdad. Recuerdo que mamá tenía una librera llena de libros que llamaban mi atención, un día pregunte sobre un libro de portada azul con letras fucsias, y mi mamá me dijo que ese libro trataba de sobre la historia de este país, ¿Cómo se llama el libro? pregunté, “K´iche Rebelde” respondió y trata sobre las masacres que existieron durante la guerra, ¿Guerra?, sí acá en Guatemala hubo una guerra que duró 36 años. Hubo silencio por un rato y se vinieron más preguntas para mí, tenía 8 años y ya sabía leer.Mamá poco a poco rompía el silencio y me contaba su historia, fue secretaria general de la asociación de la Escuela de Trabajo Social del Centro Universitario de Occidente (CUNOC) en el año 1984, los años más duros de la guerra, época donde se cometió el genocidio. Mamá estuvo en un listado, tuvo miedo de que algo le pasara a su familia y a ella, fue muy valiente. Saber esto despertó mi interés ‘por saber más de la guerra, saber sobre las cosas que pasaron y afortunadamente, en este país con un alto porcentaje de analfabetismo, hay mucha gente que ha dedicado su vida a escribir y hacer investigación rigurosa.Con acceso a libros y una historia crítica en casa, me parecía vergonzosa la clase de historia y ciencias sociales del colegio privado en donde estudié, pues como le denominan en la historia oficial el “conflicto armado interno” y me la dieron en un periodo de 45 minutos de clase, explicando a medias lo que realmente pasó. Minimizando y hasta negando el genocidio en Guatemala, era casi una pérdida de tiempo querer debatir en clase con el maestro, pues no había tiempo para esas cosas y decían que eso era cuestión del pasado.
A los 10 años, mamá ya me había contado sobre el genocidio en Guatemala y ya me había hablado sobre un dictador muy famoso que se llamaba “Ríos Montt” sanguinario militar, perpetuador de los planes militares más atroces enla historia reciente del país, ejecutando e implementado las denominadas “Aldeas modelo” que no eran más que guetos o campos de concentración en donde la gente era obligada a vivir y no se podía salir sin la autorización del ejército. Yo no viví la guerra, pero si todos sus efectos, toda la ausencia, todo el dolor, a la generación de donde vengo nos tocó lidiar con el silencio, con el miedo y la normalización de la contrainsurgencia, disfrazada del moralismo y del qué dirán.
Muchas mujeres y hombres nos fueron despojados de nuestras familias, de nuestros círculos cercanos, familiares rompiendo
así el tejido social de nuestros pueblos y ciudades. Yo no viví la guerra, pero me ha tocado enfrentar la desigualdad que nos dejó, la negación del Genocidio, la corrupción que se instaló y se perfección durante su periodo, la ruptura de nuestro futuro, eso sí lo estoy viviendo, la guerra nos robó el futuro, nos robó el presente y nos ha robado el pasado. La guerra nos dejó la ausencia de 45,000 desaparecidos, más de 200,000 personas asesinadas y más de un millón de personas desplazadas, eso sí lo sigo viviendo, sintiendo, doliendo, llorando, gritando y luchando. La guerra nos dejó la desconfianza y aun así en Guatemala hay gente que niega y defiende a los perpetuadores de tan viles crímenes.
El general Efraín Ríos Montt falleció a sus 91 años el pasado domingo 1 de abril del presente año, con arresto domiciliar pues enfrentaba por tercera vez un juicio en el cual era acusado de Genocidio a puerta cerrada, pues fue condenado en el 2013 por un Tribunal de alto impacto y dicha sentencia fue revocada por la Corte de Constitucionalidad, tras la negociación y manipulación de dicho veredicto por parte de los sectores hegemónicos y de poder del país, por medio de la intermediación de la polémica hija de dictador, Zury Ríos quien ha sido candidata a presidencia del país en dos ocasiones por partidos militares y religiosos conservadores.
El dictador después de perpetuar el genocidio en Guatemala,tuvo una carrera prominente como político pues fue diputado en 1995 y quiso ser nuevamente presidente en 2003 . Podremos venir de una generación que no vivió la guerra directamente, pero la conocemos, hemos aprendido a conocerla y vivirla con mucho dolor. Desde niña supe que en mi país Guatemala, hubo genocidio y esto no es algo que nos enorgullezca y no hablo desde la victimización como cientos de indolentes llaman a las y los sobrevivientes de la guerra, hablo desde mi postura como mujer postguerra, desde la criticidad y hablo desde mi humanidad. La muerte de este dictador genocida, nos duele por la falta justicia, por la impunidad que impera en esta finca colonial disfrazada de país. Nos duelen nuestros muertos, nuestras sobrevivientes, nos duele nuestra historia.
Fuente de las fotos: http://www.prensacomunitaria.org/conacordes-de-esperanza-empieza-a-reunirse-la-familia-alvarez/