Breves sobre la política rural en Estados Unidos y miradas desde California (2)

  1. Algunas críticas al actual modelo agroindustrial en Estados Unidos

Para organizaciones como Farm Aid que desde 1985 vienen apoyando a los pequeños y medianos agricultores es apremiante reconocer que a pesar de todos los recursos institucionales disponibles a la agricultura en USA , existe una mala distribución de esos recursos, con detrimento al agricultor pequeño y mediano.  Las corporaciones, inversionistas y agroindustriales de gran escala han logrado apropiarse del sistema vía cabildeo político, lo que les permite beneficiar sus negocios en los diferentes Estados agrícolas del país. De paso reciben la mayor cantidad de dinero subsidiado.

En California se da por ejemplo la experiencia de la empresa J.G. Boswell Co., que obtuvo mucha influencia en la adquisición de tierras y agua para el cultivo del algodón, uno de los productos subsidiados por el gobierno federal.  Como resultado de investigaciones privadas y públicas, se logra documentar el exceso de poder e influencia de la familia Boswell obteniendo más beneficios de los que luego fueron considerados justos.  Como resultado de estas revelaciones la legislatura del gobierno federal hace cambios a el máximo número de acres una persona puede tener para recibir subsidios. Aun así, la familia Boswell logra encontrar un “loop hole” para seguir recibiendo subsidios del gobierno federal. En décadas recientes las grandes compañías se han apropiado de estos servicios de extensión y son las que mayoritariamente están financiando la investigación en las universidades. Por su parte en el caso de productos como el tomate o las almendras en California las grandes compañías han especializado estos sistemas de investigación y tienen sus propios centros, incluso superando la inversión pública.

Otras críticas vienen de los mismos granjeros y productores. En la década de 1970 ejemplos como el de CCOF California Certified Organic Farmers,  y su apuesta por la creación de redes y de extensión rural para la certificación de alimentos orgánicos dejan ver que los servicios de extensión de las universidades anteriormente mencionados y de las instituciones de asistencia técnica se priorizaron en el desarrollo de la agroindustria química de la llamada revolución verde. Otras críticas se centran en como por ejemplo los servicios de extensión favorecen la concentración y monopolización del uso de semillas y técnicas agropecuarias, limitando las apuestas desde los pequeños agricultores. Que aun así cada vez están más organizados alrededor de la producción de alimentos, hasta en las ciudades donde cada vez es mas frecuente ejercicios de agricultura urbana con énfasis en la agroecología.

  1. ¿Acceso a la tierra y posibilidades de agricultura familiar?

Dentro de los retos del mercado globalizado y de la financiarización de la economía es clave ver en perspectivas temas como el de la estructura de la propiedad de la tierra y las relaciones sociales alrededor de la producción de alimentos. En este sistema de mercado de tierras, por ejemplo, en el condado de Yolo en California, se estima que el 75% de la tierra agrícola es alquilada a los agricultores.  Los dueños pueden ser descendientes de previas familias agrícolas que no desearon continuar con el negocio pero no han querido vender la tierra.  De paso muchos de estos terrenos están cobijados dentro del Williamson Act, una norma legislativa del estado que ofrece descuentos en los impuestos para conservar la tierra en procesos agrícolas. Esta medida se ideo para tratar de contrarrestar el mayor impacto negativo a la tierra de vocación agrícola, generado por la expansión urbana.

Sin embargo, en los últimos años con la expansión monetaria nuevos dineros de empresas y conglomerados privados han adquirido tierras agrícolas para el cultivo de mayor valor comercial en la agricultura actual de California, los almendros. Con el incremento de demanda por tierras para la producción de almendras , un acre (0.4 hectáreas) de tierra desarrollado con árboles y sistemas de riego en el condado de Yolo se ofrecieron en el 2018  por el orden de los US28.000 dólares. (alrededor de 90 millones de pesos)

Si bien existen tierras públicas administradas desde el orden federal y estatal, que también tienen una vocación agropecuaria, mucha de esa tierra federal pública la usan los ganaderos por medio de agencias como el Bureau of Land Management. Hablar de reforma agraria es un tema cerrado y no está en la agenda pública donde además se evidencia una crisis de acceso a vivienda para millones de estadounidenses. En California es impresionante conocer los casos de miles de trabajadores que viven en carros y en parqueaderos de grandes ciudades ante la imposibilidad financiera de pagar un arriendo, que decir mucho menos de soñar con ser propietarios de vivienda.  

A pesar del desarrollo institucional que apoya la agro producción en los Estados Unidos, otra es la historia para tratar de acceder a la tierra y empezar nuevos emprendimientos eco-agrarios que vayan más allá de la agroindustria. Y es que el tema no es sencillo. En conversaciones en el Student Farm de UC Davis entendia que para empezar un nuevo proyecto en agricultura orgánica de pequeña escala (20-40 acres) se debe invertir alrededor de un millón de dólares. De nuevo tierra alquilada y no de título de propiedad. Ese millón de dólares que se puede pedir prestado en un banco si se reúnen las condiciones, está anclado a la integración con el mercado financiero, y la adecuación inicial del terreno, que de entrada requiere inversiones en pozos profundos y superar las barreras de acceso al agua propia, indispensable en el verano. Para acceder a estos créditos es obligatorio tener un plan de negocios de mediano y largo plazo asegurado, que incluye garantía en volúmenes altos de ventas que deben renovarse año con año. Brianna, Abraham y Nick del Student Farm solo ven posible acceder a tierras de forma colectiva y asociativa y en una perspectiva de mediano y largo plazo.

Hoy con más de 300 millones de habitantes en los Estados Unidos, apenas 2% están viviendo estrictamente en las zonas rurales y se consideran farmers. Alrededor de sesenta mil de estos productores son indígenas nativos americanos. Claro estas estadísticas no cuentan a los trabajadores rurales migrantes de México o Centroamérica que son clave para entender el modelo agrícola de los Estados Unidos, dado que generalmente estas poblaciones están nucleadas en centros urbanos y por su puesto sin acceso a tierras. Muchas veces esta mano de obra está sobre explotada y con condiciones laborales paupérrimas por su carácter de indocumentados. Así mismo la innovación tecnológica, la mecanización de la agricultura y el paso a la agroindustria, redujo sustancialmente la mano de obra necesaria en las labores agropecuarias.  Aun así persiste un déficit significativo de trabajadores agrícolas migratorios para recoger cultivos a lo largo y ancho del país

  1. Protección del mundo rural en riesgo.

Viajando desde Chicago, donde se creó el primer mercado global de futuros (Chicago Board of Trade) y se hizo negocio especulativo el mercado de alimentos, hacia Madison, la capital del Estado de Wisconsin se encuentra Mayberry una granja familiar de menos de 16  hectáreas (40 acres) y donde 6 son para la producción de fresas en Wisconsin. Para esta familia joven en el Midwest de los EE. UU. el principal reto es la mano de obra. Parafraseandoa sus propiertarios, no hay jóvenes en el mundo rural, no es fácil contratar trabajadores rurales y las universidades no están preparando jóvenes para el relevo generacional en el campo. Este proceso es conocido en el mundo como desagrarización. Esta experiencia además ratifica, que aparte del reto de producir alimentos, ahora los farmers necesitan ser especialistas en marketing, interactuar en redes sociales, crear festivales gastronómicos o ferias y buscar la venta directa de sus productos para poder sobrevivir en el mercado.

En similares circunstancias se encuentra California donde hay algunas iniciativas para hacerle frente al desafío del relevo generacional en el campo que por supuesto no es un tema solo de los Estados Unidos. En dialogo con SriSethuratnam experto en agricultura en India, Canadá y EE.UU. Ricardo Amon conocedor del tema en Israel y EE.UU, Marlen Navarro PHD  profesora de agricultura en Cuba, Irina Mkrtchyan de Armenia especialista en marketing ambiental, contrastando con los desafíos de Colombia, surge una mirada común: hay una urgencia global de crear incentivos reales para mantener el campesinado produciendo alimentos y cuidando sus territorios, así como en la importancia de “crear nuevos farmers”. La industrialización, el desplazamiento de millones a las ciudades, la concentración de la propiedad y la globalización financiera de la agricultura ha generado  un desinterés marcado en las nuevas generaciones. Y es fácil de entender, superando la violencia, invertir en la agricultura como productor o campesinado es un proceso de alto riesgo económico, de trabajo arduo, de producir muchas veces a pérdidas.

En Winters California el proyecto del Center for Land-Based Learning California Land Academy, que le renta menos de 10 acres de Sierra Farms y donde Sri es director está dedicado a “cultivar farmers”.  En un proceso que incluye hasta 10 meses de entrenamiento, esta academia sub arrienda tierra para que personas  interesadas en nuevos emprendimientos agrícolas  tengan la opción de adquirir destrezas y conocimientos técnicos, usar maquinaria así como entender los ciclos naturales en la agricultura. El proyecto quiere pasar de la “idea” de producir a la práctica. Sri parte de un principio básico. La única posibilidad de saber de agricultura es preparando la tierra, cultivando, cosechando. Según su entender la gran maestra es la experiencia y el sistema educativo y universitario está muy lejos de crear esas destrezas y habilidades de personas interesadas en la agricultura. Este proceso es cada vez más conocido en el valle central de California y ya tienen varias cohortes de graduados.  Algunos ya han creado nuevos emprendimientos productivos.

A modo de cierre

Pensando de nuevo en Colombia y en los desafíos de la construcción de paz, es claro que una política como la de la Reforma Rural Integral del acuerdo de la Habana hace referencia a los mínimos en infraestructura y desarrollo institucional que necesita un país para participar en los mercados globales. Planes como los de electrificación rural y vías de acceso viales secundarias y terciarias, enunciados en el acuerdo de paz, se empezaron a desarrollar en los Estados Unidos desde hace más de150 años y fueron exitosos en la medida que integraron los mercados locales y regionales. La universidad pública al servicio de la producción agropecuaria es primordial y puede ser protagónica al incentivar a todos los sectores económicos y como ejemplo de reconciliación y de equidad dándole énfasis al pequeño productor.

La experiencia norteamericana muestra que es clave proteger al campesinado y al mediano productor de la especulación financiera, proteger sus productos de la competencia internacional vía subsidios y darle énfasis al desarrollo de nuevos mercados que prioricen la conservación de ecosistemas y la agricultura orgánica. La política publica rural vista como un resultado de un dialogo nacional sobre la prioridades como país hacen eco en el fortalecimiento del aparato institucional, siempre en condiciones de adaptarse. Superar las barreras de acceso a tierras al campesinado es abrir el camino a nuevos emprendimientos donde son protagónicos los mercados nacionales y locales. Con una infraestructura solida y un desarrollo institucional que favorece los intereses de las comunidades y productores locales, experiencias como las de California demuestran el gran potencial las economías agropecuarias y como generan círculos virtuosos y encadenamientos productivos.

Foto Mayberry
**Por: Jorge Andrés Forero-González  Fulbrigth Humprey Fellow 2018-2019 

Ricardo Amon Investigador Departamento de Plan Science, Universidad de California, Davis.

Ver Breves sobre la política rural en Estados Unidos y miradas desde California (1)

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