Panamá en deuda con las naciones indígenas Bribri y Naso Terj Dï

Por: Jonathan González Quiel

En lo que hoy conocemos como la república de Panamá, habitan 7 naciones indígenas: Guna Yala, Wounan, Embera, Ngäbe, Bugle, Bribri y Naso Terj Di;  que por siglos han resistido a la conquista y la colonización. En nuestra historia reciente estos pueblos han luchado por un reconocimiento y delimitación territorial que sigue costando sangre, sacrificio y jornadas permanente de movilización.

Los kunas fueron los primeros en alcanzar una comarca por decreto en 1938, posteriormente en 1983 se logra la comarca Embera- Wounan, pero no es hasta 1996 que se logra la comarca Madugandi y un año más tarde los Ngäbe y los Bugle logran su comarca tras fuertes jornadas de lucha. Durante el mismo gobierno de Ernesto Pérez Balladares, las comunidades de Wargandi, en 1998, logran la quinta comarca de Panamá y desde entonces han cesado los reconocimientos de tierras comarcales.

Las naciones Bribri y Naso se ubican en el noroccidente de Panamá, limitando con  la frontera de Costa Rica y ambos territorios han sido ocupados ininterrumpidamente, permitiendo la protección y conservación del territorio.

Las comunidades han exigido que se reconozca los derechos territoriales y para ello han presentado más de una vez toda la documentación necesaria, pero el gobierno de Panamá insiste en negarles un derecho inalienable e incluso ha legislado en detrimento  de su seguridad territorial.

Los nasos en el 2008 presentaron ante la Asamblea Nacional Legislativa de Panamá una propuesta de ley, que daría paso a la construcción del marco legal de la comarca Naso Terj Di, pero fue rechazada en segundo debate con base a criterios sin fundamentados que dejaron claro el poco interés del Estado panameño en reconocer dichos derechos territoriales.

Ese mismo gobierno del presidente Martín Torrijos Espino había aprobado la construcción de una presa hidroeléctrica denominada “Proyecto hidrogeológico del Teribe S.A.” sobre la quebrada Bonyic y ejecutada por la Empresa Pública de Medellín (EPM). Para el gobierno era claro que declarar o reconocer una comarca indígena Naso, podría poner en peligro los intereses económico ya pactados.

Para el pueblo naso, el agua, el bosque y el territorio tienen un valor intrínseco incalculable, por lo que no es opción la destrucción o venta del mismo. Es un pueblo que mantiene vigente su cosmovisión y ancestralidad, a pesar de su reducido número de habitantes.

La lucha contra el proyecto hidroeléctrico de Bonyic, duró una década donde las movilizaciones fueron masivas y contundentes, pero el Estado de panameño se encargó de proteger los intereses de la empresa privada, a pesar de que la misma violó los derechos del pueblo naso en no consultar libre, previo e informado, y construir el proyecto con violencia permanente.

Aguas Sagradas del territorio Bribri.

Esta modelo extractivista instalado en Panamá desde el 2001, con la firma del Plan Puebla Panamá, no sólo despojó a los Naso, sino también a las comunidades Ngäbe del río Changuinola, donde la empresa AES construyó el proyecto hidroeléctrico Chan 75 y no podemos dejar de mencionar el proyecto hidroeléctrico de Barro Blanco, en el río Tabasará, que desplazó a comunidades Ngäbe Bugle de sus tierras sagradas.

En el caso de la nación Bribri, el Estado sigue sin reconocer la petición de tierras colectivas con la excusa de que el territorio que ellos ocupan está sobre un parque Internacional llamado “La Amistad” que comparte Panamá y Costa Rica.

En ambos casos, es claro y evidente que los argumentos para rechazar las peticiones son de poco peso y es preciso recordar que durante las administraciones de los presidentes  Ricardo Martinelli Berrocal (2009-2014) y Juan Carlos Varela Rodríguez (2014-2019) prometieron no conceder ninguna comarca indígenas más.

En el periodo del 2014 al 2019 un grupo de diputados, a nombre del pueblo naso, presentó ante la Asamblea Nacional Legislativa, el anteproyecto de ley 656 para la creación de la comarca Naso Terj Dï, que fue aprobada por el pleno legislativo en tercer debate. Sin embargo, posteriormente fue rechazada por el presidente Juan Carlos Varela, bajo los argumentos de que dicha ley era inexequible e inconstitucional. El rechazo del presidente entra en la larga lista de acciones contra la integridad del territorio desde 1492.

La lucha por adquirir los derechos territoriales, no quedó supeditada a la opinión del presidente y en el 2018 se volvió a solicitar a la asamblea que se discutiera el proyecto de ley que crea la comarca y, en efecto, se logra que se apruebe por insistencia y es enviado a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), para evaluar los argumentos técnicos del Órgano Ejecutivo al momento de rechazar la ley. Hasta la fecha el pueblo naso continúa esperando noticias de la Corte Suprema de Justicia, sobre sus justas reclamaciones, mientras que numerosas amenazas se asoman en el territorio.

El pueblo Bribri por más de un siglo no sólo ha tenido que enfrentarse a la invisibilización, sino que también a un abandono permanente por parte del Estado, ya que se les dejó de proveer servicios públicos, como la educación, vías de acceso, agua potable, telecomunicaciones y electricidad. Durante décadas se han enfrentado a los colonos no indígenas, que poco a poco han ido invadiendo los territorios que por derecho ancestral les corresponden a las comunidades Bribri.

La nación Bribri al igual que la Naso Terj Dï, conserva su cosmovisión y ancestralidad y, a pesar de que el esfuerzo del gobierno en negarle derechos, sus costumbres, convivencias y vivir bien son autogestionadas por su pueblo.

El no indígena incluyendo al gobierno, por años ha confundido la lucha de nuestros pueblos. La mirada occidental no podrá entender el significado de nuestra casa cósmica (territorio), de nuestra forma de entender el desarrollo y el vivir bien. Es posible que pasen siglos sin poder entendernos bajo la misma lógica de pensamiento, pero durante el tiempo que sea necesario seguiremos exigiendo lo que es justo para nuestras comunidades.

Nuestra lucha también es por la memoria, por la dignidad, por salvar al planeta de este sistema depredador que no entiende el verdadero significado de la vida y cómo debemos interactuar entre todos.

“La pelea es peleando” Victoriano Lorenzo  

 

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