Entrevista al Lonko Alberto Curamil: “Las empresas vienen solamente a llenarse los bolsillos”

Por Pablo Ruiz*

Con movilizaciones, las comunidades, lograron parar dos centrales hidroeléctricas, Alto Cautín y Doña Alicia, en el sur de Chile. Para ellas y ellos, los ríos, el agua, son elementos sagrados.

La última marcha masiva, del pueblo mapuche, del 12 de octubre, fue en Santiago, el año 2019, antes de las limitaciones que impone la llegada del Covid-19. En Radio Kurruf, escribieron entonces que “se inició la marcha con un llellipún (rogativa), en la Plaza Italia, seguido de un acto donde se compartieron las palabras que envió Alberto Curamil desde la prisión política, en voz de su hija Belén”.

El lonko Curamil, expresó en su misiva que es importante “visibilizar con toda claridad, la resistencia y defensa que hacen los diversos lof y comunidades, ante la arremetida de destrucción que están llevando a cabo las grandes empresas nacionales y transnacionales en nuestro territorio. Inversiones capitalistas, como las forestales, mineras e hidroeléctricas, son las que hoy contienen el legado de la destrucción y colonialismo que antes ejercieron las naciones europeas. Invasiones que depredan nuestro ecosistema, nuestros recursos naturales, y sitios de significación cultural de nuestro pueblo. Amparados por una clase empresarial y política que no tiene otro interés que la ganancia económica desmedida, sin importar el daño que están legando a las nuevas generaciones”.

En abril de ese mismo año, Belen Curamil, viajó a EEUU, a nombre de su padre, a recibir el Premio Medioambiental Goldman 2019 que se le otorgaba al lonko Alberto Curamil por su destacada lucha contra las dos centrales hidroeléctricas, Alto Cautín y Doña Alicia, en la región de La Araucanía.

El 13 de diciembre de 2019, el Tribunal Oral en lo Penal de Temuco dictó sentencia absolutoria para el Lonko Curamil por los delitos de posesión ilegal, robo de armas y asalto a una caja de compensación. En otras palabras, fue declarado inocente y quedó en libertad. Conversamos con el lonko Alberto Curamil.

– Sabemos que su comunidad ha dado una lucha importante contra las empresas hidroeléctricas ¿cómo llegan a esto?

Bueno, me presento, mi nombre es Alberto Curamil. Hoy acá, como Lonko del Lof Radalko, trabajando con las comunidades, venimos hace varios años en esto. De hecho, nos trasladamos el 2007 a Curacautín. Llegando acá, en el lugar, obviamente, uno puede, imaginarse un lugar donde hay muchos recursos naturales, como el bosque nativo, como los ríos, como las fuentes de agua, que hay acá. También nos dimos cuenta de las empresas extractivistas que están en el sector.

Entonces frente a eso, nos llamó la atención, porque nosotros ya veníamos con la mala experiencia  de la empresa forestal Mininco, por ejemplo, que significó un impacto negativo, digamos, en cuanto a nuestra vida. Entonces, de ver esto acá, eso también me impactó y empecé a ubicar a las comunidades, a conocer a las comunidades. Las comunidades estaban acá, culturalmente, muy bajas en conocimiento. No estaban practicando su cultura, las actividades;  así que, dentro de todos estos procesos, en una primera invitación que recibí, de parte de una comunidad, fue, precisamente, para hacerme parte de un We Tripantu que ellos iban a celebrar en un sector.

Así que por ahí nos acercamos y, obviamente, la gente, de alguna manera acostumbrada al asistencialismo; eso significó que ese We Tripantu lo hicieran, a través, no sé si era del programa Origen, con recursos del programa Origen, o con recursos de la Municipalidad de Curacautín.

Entonces me llamó mucho la atención y comenzamos ahí a conversar con la gente, y a cambiar un poco esa visión o esa forma que ellos tenían para poder, de alguna manera, mostrarse como mapuche. Así que desde ahí, comencé a hacer un trabajo más que nada con la re-educación y volver a mirar de la forma en que vivían nuestros ancestros. Y dentro de lo mismo, estaban los rumores de cierta empresa hidroeléctrica. No entendíamos qué significaba eso, pero logramos comprender con el tiempo conversando ahí con las comunidades.

Eso significó un trabajo de mucho tiempo, visitando las comunidades, organizándolo, de alguna manera, para invitarlos, digamos, a llevar una movilización en defensa de lo que significa nuestro Itrofill Mogen (biodiversidad).  Así que por ahí empezamos, y eso significó, bueno, en el fondo, significó la paralización o la desaprobación, digamos, de aquéllas dos centrales hidroeléctricas. Después también tuvimos las consecuencias como persona, y como mapuche, de acá, de la zona.

– En general se habla que estos proyectos traen desarrollo a la población y debo preguntarle ¿por qué se oponen a estas dos centrales hidroeléctricas?

Yo creo que las razones que nosotros tenemos como mapuches son súper grandes. Yo creo que es difícil, de hecho, explicarlas, porque tienen relación espiritual. Por otra parte, cuando los políticos o los empresarios, a través de sus inversiones capitalistas, llegan a los territorios, llegan ofreciendo muchas cosas, puras maravillas; un buen sueldo; dicen, “trabajo para la gente”, y que todo esto significará un desarrollo también para las comunidades mapuche, donde se va a instalar una hidroeléctrica. Eso hay que desmentir, con argumentos claros, porque es una empresa que llega ahí a llenar sus bolsillos. Y esa inversión que ellos vienen a ejecutar en nuestro territorio, no la comparten con las comunidades ni siquiera en un 1 por ciento.

Entonces, por lo tanto, eso es falso cuando ellos llegan con sus promesas y con su linda propuesta para las comunidades. Y para retomar lo que significa para nosotros, un río, por ejemplo, un agua para la vida espiritual del mapuche, en término general,  se transforma en un elemento sagrado. En ese sentido, se busca o se entrega argumento que nace, digamos, desde los ancestros; un argumento propio, nuestro.

Es muy difícil, de repente, explicar con palabras o sobre todo en este idioma. Pero esa es la razón por la cual existe una conectividad entre la naturaleza, entre estos recursos, que son un ser vivo, con nuestro pueblo o nuestra cultura como nación mapuche.

– Sabemos que esta lucha significó para usted persecución y prisión política…

Mire, yo creo que dentro de lo que te comenté acerca de los conocimientos, los argumentos que nosotros podemos poseer, para la defensa del territorio, pasamos también a ser como un referente dentro de todas las movilizaciones que existen hoy en diferentes sectores. De hecho, yo creo que existen muchos referentes acá en el Wallmapu, que defienden su territorio.

Pero cuando pasamos a ser, a ocupar este cargo visible, entonces también somos identificados, no sólo por la fuerza de inteligencia policial, sino también por este sistema económico que hoy día financia a los gobiernos. Por lo tanto, los gobiernos también se encargan de identificar a las personas que hoy día generan este tipo de movilización, y eso significa, poner, por parte de la empresa forestal, la empresas privadas, poner a disposición el poder judicial y, de esa manera, inician una persecución hasta llevarlo a la prisión preventiva o, si es posible, condenarlo, de manera, sin pruebas, de tenerlo ahí en una de las cárceles que ellos, como invasores, han venido a construir.

–  El Estado chileno ha ratificado el Convenio 169 y  los presos políticos pidieron al gobierno, una y otra vez, que lo cumpla que lo apliquen…

Yo creo que el pueblo mapuche a través de sus dirigentes, de sus representantes, o de los actores políticos de la nación mapuche, han demostrado, y ha quedado reflejado, la intención, las ganas, el compromiso, al diálogo. Creo que esos son  reflejos, digamos, del  compromiso que el pueblo mapuche siempre ha tenido para dialogar.

Se ratifica el Convenio 169 por el Estado de Chile, y es aquí donde queda demostrado, digamos, ese acto de racismo, ese acto de un gobierno que no respeta, y que sólo busca, digamos, el bien económico para sus familias. Entonces, yo creo que eso es lo que  podría, tal vez, en un análisis breve, mencionar, como resumiendo muchas situaciones.

El gobierno se ha negado, digamos, a un diálogo real, vulnerando todos estos tratados, todos los  derechos que le corresponde al pueblo mapuche como nación. Y ese es un tema, ese es un conflicto que hoy día se vive, día a día, en diferentes sectores del Wallmapu, y  lo dejaron como evidencia los presos políticos mapuches que mantuvieron una huelga por más de cien días, el año pasado.

– El gobierno chileno sigue con su política de militarización ¿Cómo se explica esto?  

La militarización obedece a la protección de todas las empresas privadas que están acá desarrollando sus inversiones en el Wallmapu. Entonces, como te dije, anteriormente, tenemos un gobierno, tenemos un Estado, que vulnera los derechos de la nación mapuche. Por lo tanto, eso hace también que el pueblo mapuche puedan intensificar más su movilización y eso ha significado, digamos, una respuesta por parte del Estado rascista que hoy día nosotros tenemos, de un gobierno fascista, es tener que militarizar la zona, y bajo esos armamentos de guerra que utilizan, quieren, de alguna manera, frenar esta lucha que el pueblo mapuche hace por su territorio.

Queremos dejar en claro que todo esto obedece, digamos, a las grandes inversiones capitalistas que hoy día están instaladas en nuestro Wallmapu y que pretenden, digamos, seguir destruyendo, extrayendo, nuestros recursos, de nuestro territorio. Una fuerza, un ejército, de alguna manera, intimidad a la población, más allá de aquéllos que tienen claro su lucha, la defensa que hacemos, pero a la población, en general, muchas veces se ven intimidados. Por lo tanto, también es una estrategia para que la gente pobre, de las poblaciones, puedan tener un análisis negativo frente a la lucha que estamos haciendo nosotros acá. Eso es una estrategia política del Estado, una estrategia política, digamos, que impone las inversiones capitalistas que hoy día están acá, o el sistema neoliberal que hoy día opera a nivel mundial.

– Finalmente, qué piensa del proceso constituyente…

Hoy día está este proceso constituyente, donde muchos hermanos mapuche han decidido participar. Sin embargo, yo creo que hay temas de fondo que no se comentan, y hay personas que no son representativas y que han optado por ser candidatos a constituyentes. Entonces, también, muchas veces, dentro de todas las movilizaciones también, prevalece, digamos, esos intereses personales de muchos políticos que quieren aprovecharse, digamos, de las situaciones, de todos los espacios, que hoy día se dan, ya sea acá en el Wallmapu o a nivel de país, en Chile, cuando son muy contradictorios en su discurso.

De hecho, hay personas que se hacen feministas para poder captar votos. De hecho hay personas que no sé, ayer, dicen que están contra los  escaños reservados y hoy están por los escaños reservados. Entonces existen esas contradicciones sobre quienes hoy día van como candidatos. Por lo tanto, frente a todo esto, que ocurre en diferentes sectores, hay actores políticos, corruptos, que dejan mucho que desear. Tenemos una tremenda desconfianza con estos candidatos que hoy día están para esta Constitución o ese cambio constitucional.

Por lo tanto, no creo que existan muchos cambios a nivel general, si no se considera, si no se respeta, por ejemplo, o no se ratifica el tratado vigente, el Tratado de Tapihue de 1825.

Por lo tanto, este es un tema que hoy en día ni siquiera está en nuestra discusión; la lucha continúa. Lo único que decimos nosotros acá, desde el Wallmapu, los que habitamos en los territorios, es continuar con nuestra recuperación del territorio; continuar con la reconstrucción de nuestro Lof o de nuestra nación.

Entonces, esa es la apuesta que tenemos nosotros acá, desde las comunidades. El resto de mapuches urbanos y que están siempre buscando estar sentados en un sillón o detrás de un computador, ellos son los que están hoy día aspirando, digamos, a este cambio constitucional que será, prácticamente, un engaño más para toda la nación mapuche o para todos los pueblos chilenos que hoy día salieron a la calle a manifestarse.

* Pablo Ruiz, es parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas, SOA Watch, de la Alianza Convida-20 y de Somos Abya Yala

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