Por: Hellen Murillo – Somos Abya Yala
El ecoturismo comunitario y campesino, es una herramienta para la democratización del derecho a acceder a un medio de vida digno que diversifique la economía familiar, la protección del territorio y la justicia climática.
Bien gestionado, este puede actuar como un freno a la globalización y la depredación de esta actividad económica con creciente participación en los mercados de grandes capitales.
Mientras que en los grandes ‘’desarrollos’’ turísticos del mundo, la comunidad local es segregada de su territorio con la gentrificación y relegada a un papel servil, en el Ecoturismo Comunitario los campesinos, negritudes y pueblos originarios pueden convertirse en dueños y trabajadores de servicios turísticos asumiendo roles activos en la toma de decisiones y en la gestión de los beneficios económicos generados por esta actividad.
En Colombia, algunos casos exitosos resaltan y aportan a la protección y la restauración de los ecosistemas, aunque muchas de estas comunidades se encuentran ubicadas en áreas de preservación de la nación; lo cual ha generado una narrativa rica y compleja, moldeada por el desplazamiento forzado generado por la violencia, la promesa histórica de la Reforma Rural y la resistencia del pueblo ante la imposición de la delimitación de las áreas protegidas.
Pero: ¿cómo llegó el campesinado a la amazonía?, ¿Por qué razón se genera este conflicto entre el estado y las comunidades?, ¿son realmente los campesinos los generadores de la temida deforestación?
En parte importante de la amazonía, concretamente en la región del AMEM Área de Manejo Especial de La Macarena (Meta, Guaviare, Caquetá, Putumayo), La Ley del 5 de mayo de 1834, emergió como un hito crucial; puesto que esbozó los primeros intentos estatales por la distribución de tierras, alentando desde el estado la ocupación de territorios inexplorados desde La época de La Nueva Granada, estrategias como esta, abrieron las puertas a la Gran migración campesina Hacia la Manigua (selva), atrayendo a familias enteras de diversas latitudes de Colombia hacia el AMEM.
Área de Manejo Especial de la Macarena-AMEM. Mapa elaborado por: Mónica A. Morales-Betancourt.
Posteriormente, mediante La Ley 14 de 1870, conocida como la ley de baldíos, se reforzó este proceso al abordar cuestiones agrarias y facilitar la ‘’colonización’’ de tierras, incluyendo áreas como los departamentos de Meta, Casanare, y Vichada, puesto que su premisa era la de destinar estas áreas para el aprovechamiento de las tierras ‘’improductivas’’ y el asentamiento de población, adjudicando tierras a aquellos que estuvieran dispuestos a ´´arreglarla’’ y trabajarla.
Para 1934, López Pumarejo abogó por la implementación de programas de desarrollo agrario que buscaban expandir las áreas de cultivo y aumentar la producción agropecuaria. Su gobierno creó instituciones y políticas que incentivaban la colonización de tierras, especialmente en zonas consideradas como selvas, apostándole a la distribución de tierras baldías. Impulsado por la visión de modernizar la economía colombiana y promover el bienestar social. La transformación de las selvas se percibía como una estrategia para generar empleo, aumentar la producción de maderables, caucho, quina, pieles y así, estimular el crecimiento económico, al tiempo que ofrecía a la población oportunidades para una vida más próspera.
Para el caso del AMEM, Para facilitar la transformación de la selva en suelo ‘’productivo’’, se llevaron a cabo proyectos de desarrollo de infraestructura, como la construcción de carreteras y vías de comunicación, tal es el caso de la Ruta 40ª, conocida también como la Carretera Bogotá –Villavicencio. Conocida como la “Carretera al Llano”, se inauguró en 1941 y representó un avance crucial en la conectividad entre la región andina y la llanura colombiana. Facilitó el transporte de personas y mercancías, permitiendo un acceso más rápido y eficiente a la región del AMEM.
Estos proyectos de infraestructura vial no solo facilitaron el movimiento de bienes y personas, sino que también desempeñaron un papel fundamental en el proceso de migración y poblamiento de la zona.
Un conflicto y una dicotomía se generó en el propósito de dichos gobiernos, por la falta de participación, seguimiento y control del Estado, puesto que se gestó la ley 2 de 1956, a través de la cual se dictaron las medidas sobre economía forestal y el establecimiento de Parques Nacionales Naturales, que unilateralmente declararon áreas de preservación donde ya se habían establecido y dado movimientos humanos y la colonización campesina, poniendo restricciones sobre usos de suelos y el derecho a la tierra; lo que llevo y ha llevado a miles de familias al desplazamiento forzado a manos de la nación, luchas que siguen vigente en el caso de Mesetas.
Hacia 1959, 21 campesinos colonos liberales que huían de la violencia bipartidista, ‘’bajaron’’ del Sumapaz, conformando el caserío, lo que actualmente se conoce como Mesetas, que para entonces pertenecería a San Juan de Arama, apoyados por el movimiento comunista, encabezado por Juan de La Cruz Varela.
Ilustración 3Juan de la Cruz Varela durante los años de la Violencia en el Sumapaz. Ca. 1950, impreso, Voz, No. 1312. BANREP
Ahora bien, la Ley 154 de 1970 en Colombia, también conocida como la “Ley de Reforma Agraria,” buscaba abordar problemas relacionados con la tenencia de la tierra y promover la redistribución equitativa de la misma, la ley tenía disposiciones específicas para fomentar la colonización de tierras baldías y subutilizadas. Esto incluía la creación de proyectos de desarrollo agrario que incentivaban a los colonos y sindicatos campesinos a establecerse en estas áreas, promoviendo la asistencia técnica, crédito, mecanismos de participación comunitaria, protección de los Pueblos Originarios, entre otros.
Sin embargo, este proceso legislativo y luchas por las ‘’reformas agrarias’’ fue complejo y estuvo, marcado por conflictos. A medida que las personas se asentaban en nuevas tierras, surgían tensiones por la competencia de recursos y la propiedad de la tierra que seguía a manos de grandes acaparadores, agravadas en ocasiones por las dinámicas sociales y económicas como la de los ´´siervos sin tierra´´ o trabajo a la tercia, es así como en la década de los 80 se conforma el Sindicato de Trabajadores Agrícolas Independientes del Meta (SINTRAGIM).
Por su parte la falta de implementación efectiva por la influencia política de los intereses de las grandes familias latifundistas, no permitieron el real avance tan esperado por las clases campesIndias en el país, en la lucha por la tierra, llevaron a la conformación de diversas guerrillas y con ellas el conflicto armado de nuestro país, el cual tuvo una gran influencia en el AMEM , Pueblos que han demostrado una notable capacidad de resiliencia. Procesos de reconciliación y esfuerzos de reconstrucción han estado en marcha, buscando forjar un futuro donde la reconciliación y la prosperidad prevalezcan.
La violencia, sumada a la falta de visión en dichas leyes, sobre la importancia de los ecosistemas y su preservación, generan como resultado un proceso paulatino de pérdida de la cobertura vegetal, la ganadería extensiva latifundista, así como la implícita ampliación de la frontera agrícola.
La región ha experimentado una sucesión de eventos que han llevado a la pérdida gradual de su cobertura vegetal, un claro conflicto entre los objetivos de desarrollo y la preservación ambiental. Hoy por hoy, la situación alarmante de deforestación en la amazonía es un testimonio de la convergencia entre las leyes que dieron forma a su ‘’desarrollo’’ y la migración que transformó lo que antes era un paisaje selvático en un espacio con oportunidades de conservación a través del turismo de naturaleza y al derecho a la propiedad rural para los campesinos de la región.
Es así como el ECOTURISMO COMUNITARIO comomodelo de operación turística no solo fortalece la economía local, sino que también se convierte en un vehículo para la educación ambiental y la promoción de prácticas sostenibles.
CASOS DE ÉXITO
Raudal del Guayabero, en el Guaviare. Antes de la implementación de los Acuerdos de Paz, esta región estuvo dominada por cultivos ilícitos, y la violencia del conflicto armado limitaba las posibilidades de sus habitantes. Sin embargo, tras los acuerdos, la comunidad decidió apostar porel ecoturismo, utilizando sus recursos naturales y sus milenarias pinturas rupestres. El Raudal ofrece la posibilidad e avistamiento de delfines rosados y especies endémicas. Guardianes del Yuruparí +57 312 8812679
En Damas del Nare Guaviare, la comunidad se especializa en la observación de delfines rosados que nadan libres en la laguna, generando procesos de restauración ecológica y protección de los ecosistemas, encontrando en el turismo una forma de defender su territorio de proyectos extractivos y de seguir avanzando en los procesos de paz. Asopronare +57 321 4121835
El ecoturismo también ha demostrado ser una herramienta poderosa en la lucha por la justicia climática. En Mesetas, Meta, con la experiencia de Morrobello los campesinos firmaron voluntariamente acuerdos para no ampliar la frontera agrícola en su hogar, la serranía de La Macarena, trabajan juntos en el sendero de miradores que llevan al visitante a una reflexión profunda de cómo el campesinado ha resguardado cientos de hectáreas de selva. Corpotucán+57 314 3365651