Por: Yuca Brava – Colectivo Agrario Abya Yala
En la sentencia sobre el páramo de Sarna se reflejan las paradojas de la guerra, en donde en la misma cara de la moneda se encuentran víctima y victimario. La masacre fue ejecutada por el comando paramilitar de los grupos urbanos del sur de Casanare y planeada en conjunto con Luis Eberto Díaz Molano, coronel del ejército, agente B2 y quien paralelamente actuaba como enlace de los paras, quienes le llamaban Compadre, y José Edybrand Monguí Riveros, agente de la Sijín. Ese primero de diciembre de 2001, Monguí Riveros fue el único en hacer el levantamiento de los cadáveres en la vía que conduce de Sogamoso a Labranzagrande. Allí se encontró con que una de las víctimas era su padre, José Antonio Monguí, campesino de la región y que se movilizaba en ese momento a visitar a su esposa.