Gabo, autor de “Cien años de soledad”, denunció los atropellos de Israel al pueblo palestino. De hecho, cuestionó el Nobel de la Paz otorgado en 1978 al primer ministro israelí Menachem Begin, al señalar que debían darle un “Nobel de la Muerte”.
Por: Cruz Bonlarron Martínez
Han pasado 11 años desde que el célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez falleció en 2014. Su huella ha sido innegable en la cultura y la historia latinoamericana. “Cien años de soledad”, considerada una de las mejores novelas escritas en español, ha sido traducida a 64 idiomas y se ha convertido en una serie exitosa de Netflix, exponiendo al mundo la belleza de Colombia y Latinoamérica.
Es un hecho conocido que el escritor se vinculó con movimientos populares en América Latina, desde la Revolución cubana hasta el movimiento a favor de la paz en Colombia, pero poco se sabe sobre su apoyo, también irrenunciable, a la lucha del pueblo palestino. En 1982, cuando fue nominado al Premio Nobel de Literatura, García Márquez aprovechó la exposición para atacar la hipocresía detrás del ganador de otro premio: el primer ministro israelí Menachem Begin como Nobel de la Paz en 1978.
En un editorial en el periódico español El País, señaló que el galardón, que también se le entregó al entonces presidente egipcio Anwar al-Sadat, “le costó a Sadat el repudio inmediato de la comunidad árabe, y más tarde le costó la vida. A Beguin, en cambio, le ha permitido la ejecución metódica de un proyecto estratégico que aún no ha culminado”. Un proyecto que, según García Márquez, consistía en “cubrirse las espaldas para exterminar, primero, a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y establecer luego nuevos asentamientos israelíes en Samaria y Judea”. Un plan que en 2025, casi 50 años después, aún encarna la política expansionista y genocida del estado de Israel.

Gabriel García Márquez, escritor colombiano y Nobel de Literatura, posa en Cartagena, Colombia, el 20 de febrero de 1991.

La voz de Gabo se levantó contra la hipocresía frente al conflicto palestino.
Según Gabo, tanto Beguin como su entonces ministro de defensa, y el futuro primer ministro israelí, Ariel Sharon, más que el Nobel de la Paz, merecían el “Nobel de la Muerte”, por su rol en el genocidio contra el pueblo palestino y las fallidas iniciativas para destruir su resistencia dentro de Palestina y en Líbano. En palabras de García Márquez, los actos de la ocupación sionista “nos permiten recordar las consignas de los nazis”, en particular el exterminio de una raza entera.
Crítica a Israel y complicidad internacional
Gabo describió la invasión israelí al Líbano en 1982 como “la ampliación del espacio vital del estado de Israel y la solución final del problema palestino”. El ejército israelí invadió el país vecino con el objetivo de expulsar a la resistencia palestina, en una guerra de exterminio que buscaba borrar política y físicamente al pueblo palestino. En aquel artículo, criticó el silencio de la comunidad internacional ante la crisis y denunció la hipocresía en su reacción frente a otras crisis políticas de la época.
“Las tropas israelíes –que se consideran entre las más eficaces y las más preparadas del mundo– mataron en las primeras dos semanas a casi 30.000 civiles palestinos y libaneses, y convirtieron en escombros a media ciudad”, escribió García Márquez. En particular, criticó el rol de Beguin y de Israel al apoyar a las milicias falangistas que asesinaron a más de 3.000 refugiados palestinos indefensos, muchas mujeres y niños, durante la masacre de Sabra y Shatila en 1982. Al día de hoy, los autores no han sido llevados ante la justicia.
Artículo cedido por el autor para Somos Abya Yala originalmente publicado en https://trt.global/espa%C3%B1ol/article/490b35006ab3